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CAPÍTULO 33: UNA PIEZA DE SUS JUEGOS

POV PEETA

-Señor Mellark. El Doctor Aurelius lo espera. –Dice una enfermera dejándome ropa en los pies de la cama. No es el uniforme que Katniss, Finnick y algunas personas más llevan puesto todo el tiempo, es ropa como la que las personas normales usan fuera del Distrito Trece. Me muevo hasta los pies de la cama y la observo. Es ropa de diseño y me resulta muy familiar. No pasan ni cinco minutos hasta que reconozco que es mía, la que deje en la casa de la Aldea de los Vencedores, en mi distrito. Portia y Cinna hicieron conjuntos exclusivos para Katniss y para mí, y este es uno.

-¿Cómo? ¿Esto estaba en mi casa?

-La señorita Everdeen trajo bastantes cosas aquí cuando fue de visita al Distrito Doce.

-Pero fue destruido. –Digo confundido, recordando las grabaciones que me mostró el Presidente Snow cuando lanzaron las bombas. También recuerdo a Katniss caminar entre las ruinas.

-La Aldea de los Vencedores sigue intacta.

-Oh. –Digo entendiendo el asunto. Ahora entiendo como Katniss pudo recuperar mi ropa y siempre que puede anda con uno de mis suéteres. Al Capitolio no le conviene destruir la única zona hermosa del Distrito. –Espere ¿Cuántas veces fue al distrito?

Me preocupa de que la envíen a todos lados exponiéndola. No soporto el pensamiento de que algo le suceda.

-Tengo entendido que fue dos veces. La primera vez fue sola a ver lo que quedó del distrito. La segunda, fue con Finnick Odair, Haymitch Abernathy y el equipo de filmación para grabar propos. Y eso fue lo que se vio en todo Panem. Ella hace unos días nos preguntó si podía utilizarla mientras estuviera internado, le dijimos que no había problema. Por ahora, es más cómodo. Pero cuando le demos de alta deberá adaptarse a la vestimenta general.

-Muchas gracias.

-De nada. ¿Necesita algo más?

Niego con la cabeza y ella se va diciéndome donde debo ir una vez que salga de aquí.

Me visto rápido y voy al baño. Cada vez que me veo al espejo me siento aterrado, porque las cicatrices aún no se van del todo. No soy superficial, pero recordar cómo fueron producidas, y todo el calvario que viví durante siete semanas hace que me sienta como un niño pequeño aterrado porque tiene miedo que lo único que le queda en la vida le sea arrebatado. Cuando eso sucede Katniss, quien no aparta de mí prácticamente, viene a mi rescate y me trae de regreso con sus besos, sus palabras de aliento y sus abrazos. Y desde que supe la existencia de mi hijo no sé si sentirme aterrado o feliz, o ambas cosas. Traer un hijo al mundo después de saber la maldad con la que actualmente se manejan ambos lados, me parece horrible.

¿Y si le pasa algo a Katniss? ¿Y si nos arrebatan a nuestro bebé?

No lo soportaría. Desde mi charla con Katniss fuera del hospital y aún sin conocer a la presidenta del Distrito Trece, ya la detesto. Ojala pudiera hablar con Katniss más seguido del tema, pero con tanta vigilancia constante es imposible, incluso consolarla por el miedo que ella siente ante el embarazo lo tenemos prohibido. La cuidaré más que antes a Katniss, no dejaré que dañen a mi familia.

Por otro lado, me inquieta mi situación con Katniss.

¿Qué me sucede con ella? ¿Qué está mal en mi cuerpo? Adoro besarla, sentir la calidez de su cuerpo contra el mío, ella lo único real que me permite continuar luchando. La persona que me fuerzas. Pero ¿Qué sucedió con esa felicidad y emoción que yo sentía al besarla, y que sentí esas veces que estuvimos juntos? ¿Por qué mis sentimientos se volvieron tan limitados? ¿Qué pasó con ese deseo que parecía arrasar todo a su paso con tenerla cerca sin necesidad de besarla?

VOLVIENDO A TI (Everlark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora