VOLVIENDO A TI (Everlark)

73. DEVIL

NOTA DE AUTORA:

Este capítulo es de más de 10.100 palabras, así que leanlo con calma. He hecho un salto en el tiempo aquí de varias semanas (Katniss ya está en el quinto mes de embarazo) y he agregado flashbacks (recuerdos) de distintos momentos sobre una misma situación. Todo lo que está en letra negrita es el flashback, los suspensivos marcan el fin de un recuerdo y el comienzo del otro; o en su defecto en las canciónes, el fin de una estrofa y el comienzo de la siguiente. 

Las canciónes de este capítulo son dos: "Sex on the Beach" de T-Spoon y "DEVIL" de SUPER JUNIOR, una banda masculina de K-POP. Pensé que Johanna era completamente capaz de cantar esas canciones como si nada solo para molestar a Peeta y Katniss. 

Y de paso, estaba segura que Finnick y Johanna los ayudarían con consejos maritales o sexuales  como amigos de ambos que son. Y como no son para nada introvertidos hasta les aplaudirían por acercarse más como pareja. Si tienen alguna idea más de como podrían "ayudarlos" o "incómodarlos", escribanlo. Por cierto, falta que Peeta y Katniss les devuelvan el golpe a Finn y Jo de alguna forma divertida. Tengo que pensarlo a eso. Estoy abierta a sugerencias.

Ahora los dejo para lean tranquilos. <3

Buenas Noches,

Lucy Mellark

CAPÍTULO 73: DEVIL

POV KATNISS

Peeta se despierta por una pesadilla y me deja sola para internarse en el otro cuarto para pintar. Hace eso casi cada día porque él sufre insomnio y no quiere interrumpir mi sueño. Cuando le pregunto al respecto solo me dice que es una sorpresa y que tengo prohibido entrar allí hasta que esté todo listo. Así que solo me quedo esperándolo hasta que regrese, si es que no me vuelvo a quedar dormida sola antes. Como ahora, que me vuelvo a despertar con el ruido en la cocina de mi esposo preparando el desayuno para ambos. Me pongo la camisa que Peeta dejo a los pies de la cama que cubre mi top con tirantes y parte de mi short de jean.

−Peeta –lo saludo cuando entro en la cocina.

−Hola, amor. ¿Dormiste bien?

Peeta no me mira directo a los ojos porque está demasiado concentrado picando algunas verduras y carne para hacer un salteado con huevos.

−Dormí más relajada –reconozco. Desde que convivo con Peeta, esté o no dentro la habitación. Mis pesadillas se han reducido.

−Me alegro... Fui a verte y no parecías tener ninguna pesadilla, así que solo me dormí un rato a tu lado. Y puede que te haya dado algún beso –dice en tono travieso–. Espero que no te moleste.

Peeta echa las verduras picadas en la sarten a fuego lento y le agrega más aceite para que se dore. Luego él se dirige a mí con una sonrisa radiante y brillante como el sol, sus ojos como el cielo me encandilan.

Entonces, corre hasta mí, o yo corro hacia él y nos atrapamos el uno al otro en el camino. Peeta me toma entre sus brazos y me sube a la mesada de mármol en el otro extremo de la cocina y yo abro las piernas acercándome al borde para mantenerlo bien cerca de mí. Sus labios buscan desesperadamente los míos, y tras unos minutos, no conforme con eso. Su lengua se abre paso entre mis labios y mis dientes como pidiendo permiso. Y yo, no se lo niego. Apoyo mis manos en su cabello rizado, en esas ondas rubias que ahora brillan más claras por las luces del techo. Atrayendo su rostro hacia mí tanto como puedo, mientras nuestras lenguas exploran cada rincón de la boca del otro sin piedad. No sé qué pasó en su mente y su cuerpo, pero el Peeta yo conocía como la palma de mi mano y que me ama con locura está volviendo a mí. Finalmente volviendo de verdad y eso hace que me den ganas de llorar porque lo esperaba con tantas ansias.