VOLVIENDO A TI (Everlark)

2. Si no fuera por el bebé (Parte III)

CAPÍTULO 2: SI NO FUERA POR EL BEBÉ

POV KATNISS

Para cuando soy presentada, la audiencia es un completo desastre. La gente ha estado llorando y desmayándose e incluso pidiendo un cambio. El verme a mí en mi sedoso vestido blanco de novia prácticamente provoca un motín. No más yo, no más amantes imposibles viviendo felices para siempre, no más boda. Incluso puedo ver que la profesionalidad de Caesar muestra algunas fisuras cuando intenta aquietarlos para que yo pueda hablar.

"Tranquila. Sé tú misma. Como eres conmigo, o Prim."

Las palabras de Peeta se repiten en mi mente como un mantra. Y combinadas con los besos que nos dimos, consiguen enfocarme. Cuando me presentaron, me puse de los nervios, por suerte Peeta tiene un efecto aplacador en mí.

Finalmente hay una pausa y consigue decir:

-Bienvenida nuevamente, Katniss.

-Muchas gracias, Caesar.

-Veo que han tenido unos buenos días con Peeta.

-Oh, sin duda. Han sido difíciles claro, pero hemos decidido no pensar en el futuro cuando estábamos juntos. –Miento y digo la verdad. Cuando nuestros buenos momentos pasaban o estábamos durmiendo, pensaba mucho en el futuro.

-¿Disfrutaron sus días como pareja?

Me ruborizo aunque no aparto la mirada del público y Caesar alternativamente.

-Sí, pero no me hagas entrar en detalles.

-Por supuesto pueden reservárselos para ustedes. ¿Pero cuéntanos como fueron?

-Estupendos, Peeta es un chico muy dulce y romántico. Siempre encuentra una forma de sacarme una sonrisa.

Todas las mujeres suspiran, algunas se desmayan. Dejando por el momento sus quejas hacia el Vasallaje. A veces me sorprendo con lo exagerada que llega a ser esta gente. Yo no me desmayaría al ver a una persona demostrar cariño hacia otra y mucho menos por un poema recitado hacia alguien que no soy yo.

-Eso lo sabemos desde el comienzo, pero nos parece perfecto que te haga sentir así. Por cierto, quedamos fascinados con tu vestido de novia.

-Yo también, Cinna es un gran amigo sabe que me quedará bien.

Eso no se puede negar, aunque en mi boda utilizaría algo más simple, este vestido es hermoso.

-¿No es acaso... la cosa más bonita? –Pregunto a todos en un tono exageradamente emocionado.

-Lo es. Seguro más de una asistente querrá uno idéntico.

Las mujeres gritan que sí.

Caesar las manda a callar porque mis tres minutos se están agotando.

-Obviamente esta es una noche muy emotiva para todos. ¿Hay algo que quieras decir?

Mi voz tiembla cuando hablo. Mi boda. Mía y de Peeta. Nunca me casaré con Peeta. Ahora que me di cuenta que lo amo, lo perderé.

-Sólo que siento mucho que no puedan asistir a mi boda... Aunque considero que hubiera sido perfecta ya con la presencia del novio, aquí hubiéramos tenido la boda soñada. Me agrada de que por lo menos puedan verme con mi vestido.

-¿Podrías dar una vuelta con él?

No tengo que mirar a Cinna en busca de una señal. Empiezo a girar lentamente, alzando las mangas de mi vestido nupcial sobre la cabeza. Cuando oigo los gritos de la muchedumbre, creo que es porque debo de estar deslumbrante.