VOLVIENDO A TI (Everlark)

72. Decisiones

CAPÍTULO 72: DECISIONES

POV PEETA

La charla se lleva a cabo a la hora acordada. Haymitch y Katniss se ponen de acuerdo y prometen no volver a discutir por tonterías, pero yo me aclaro la garganta a propósito y Katniss agrega:

−¡Está bien! No discutiré con Haymitch por nada.

−Mucho mejor. Así me gusta –contesto. No sé porque, pero siempre termina haciéndome caso a mí en lugar de a otros–. Ahora a lo que vamos –me siento al lado de mi esposa dejando la azucarera frente a ella para que endulce su té y luego le vaya pasando el azúcar a los demás. Miro a mi mentor–. Tú empiezas.

Haymitch teje un relato rico en detalles para nosotros, sobre como Coriolanus Snow con dieciocho años conoció a su tributo de dieciséis años, Lucy Gray Baird. Una chica a la que aparentemente le molestaba que le dijeran que era del Distrito Doce porque ella no había nacido allí realmente, solo se vio obligada a vivir en ese lugar por cuestiones del azar y la guerra. Una chica hermosa de cabello rizado marrón con alegres ojos del mismo color que su cabello. Pero no solo sus facciones eran alegres, también su personalidad y su voz, se ganó la atención del Capitolio desde el momento de la cosecha, y por supuesto, la de su mentor, el primer mentor ganador de la historia de los Juegos del Hambre, que vio grandes posibilidades en ella, y también, esperanza. De algún modo, él supo llegado cierto momento que podía sacarla de la arena con vida y lo consiguió.

−No sé los detalles de la victoria de Lucy Gray Baird –reconoce Haymitch–. En general, es un tema muy turbio, porque ese año pasaron muchas cosas en los Décimos Juegos del Hambre, que el Capitolio no quiso que se supieran ya que vinculaba a los rebeldes rezagados. Seguir hablando de aquella edición solo hubiera prendido la llama más. La cuestión es que el Presidente Snow acabó enlistándose como Agente de la Paz, en el Distrito Doce, donde continuó su relación amorosa con Lucy Gray Baird por mucho tiempo. Creo que se casaron en secreto, como ustedes –nos mira a Katniss y a mí–, porque las personas del Distrito Doce solían comentar eso como un secreto a voces. Posteriormente, ella tuvo su primer hijo producto de esa relación "prohibida", y luego tuvieron una niña un par de años más tarde. Los dos se parecen demasiado a sus padres. Dicen que el niño era casi un calco de Coriolanus, por lo que en la medida que el niño fue creciendo los rumores no se hicieron esperar. Mientras que la niña tenía los ojos del padre, y en el resto de los aspectos era como la madre. Aun así, pudieron mantener la mentira durante gran parte de la infancia de los niños sin tantos problemas. Hasta que... ambos tuvieron la oportunidad de volver al Capitolio y no la desaprovecharon con tal de proteger a sus hijos y al otro.

Finnick toma la palabra en aquel momento.

−Y no hace falta mencionar como el Presidente Snow llegó al poder. A ti y a Annie les mostraron las cintas que grabamos durante su tratamiento psicológico.

Annie y yo asentimos. Un día, a Johanna, a Annie, a Effie, a Enobaria y a mí nos llevaron a una sala solo para que viéramos sus propos "distractoras" que sirvieron para nuestro rescate, y dejáramos salir de forma grupal nuestras experiencias traumáticas durante el secuestro. Terapia grupal le llamaron los cinco terapeutas, psicólogos y psiquiatras que estaban hablándonos u observándonos mientras tomaban nota de todo lo que decíamos.

−Pero jamás mencioné quien era su esposa, ni lo que dijo Haymitch.

−Podrías haberlo hecho –digo.

−No era seguro. No con Annie y tú estando secuestrados. De hecho, también me negué a exponer a Annie y decir que era mi pareja.

−Sí, exacto no nos correspondía a nosotros hacer público algo que la familia Snow siempre quiso mantener oculto por seguridad. Aparte, nos parecía un dato irrelevante. Hasta Plutarch mantuvo silencio al respecto. Solo le importaba que habláramos de crímenes, perversiones y cosas por el estilo de las que nos hayamos enterado o directamente presenciado en el Capitolio y que la población del Capitolio ignorará por completo para mantener la atención de todos en lo que el Trece quería que vieran.