Introdución

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   Roberto se iba a jubilar después de trabajar 35 años en la empresa que fundó con su amigo Júlio Valencia y sus esposas. Ahora, era el momento de dejar que los jóvenes mostraran su valía. Dos querían ser presidentes: Armando Mendoza, graduado en Ingeniería Industrial, su hijo natural y Daniel Valencia, hijo de Júlio, una especie de sobrino. Pero lo cierto es que desde que Júlia y Suzana fallecieron, Roberto y su esposa Margarita habían sido una especie de padres para Daniel y sus dos hermanas, Marcela y María Beatriz. Desde pequeños eran como primos, pero con la adultez y el retiro de Roberto, en ambos surgió el interés por la presidencia de la empresa. Pronto, los dos que habían sido mejores amigos no solo competían por mujeres, sino ahora por Ecomoda. Y la empresa que había sido símbolo de la unión y amistad de sus padres se convirtió en objeto de codicia. Justificable: era una de las empresas de moda más grandes de Colombia, moviendo más de 50 milliones de pesos.

  Esos números que aparecían en las mejores revistas económicas del país los sabía muy bien Daniel, que era Licenciado en Economía. Su interés en Ecomoda se reducía a esto: LA PLATA. Recibió un cheque mensual gordo y considerando que era solo la octava parte de todo. Sabía que a la empresa, la mitad de la cual heredó de sus padres, le iba bien, muy bien. Así, el que nunca se había interesado por la empresa y no entendía de Moda ahora estaba interesado en ser presidente de la empresa. En el otro extremo estaba Armando, quien amaba a Ecomoda y visitaba la empresa desde pequeño, soñando con el día en que sería presidente. Por eso, en las vacaciones escolares cuando no estaba de viaje estaba en Ecomoda, así como estaba en Ecomoda en las vacaciones de la universidad, allí hacía sus prácticas, haciendo mantenimiento a la maquinaria, no solo en la sede sino también em los puentos de vienda. Cuando no estaba estudiando, o cazando gacelas, Armando estaba en Ecomoda. Era más que su segundo hogar, era el lugar de sus sueños. Su amigo Mário Calderón no lo entendería, pensó que su cariño por Ecomoda se debía a que era hijo del heredero de allí y siendo guapo como era, las modelos morían por él. Pero su pasión por Ecomoda era mucho más por sus padres, pues ahí estaba todo el amor que se tenían, el amor que le fue negado a él ya su hermana Camila. Y esto solo lo hacia soñar a ser presidente de Ecomoda.

Daniel Valencia,  presidente de ECOMODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora