Capítulo 10 La persecución de Marcela y el sabor exquisito

219 26 0
                                    


   Pero la idea de que Betty podría ser la persona adecuada para ser su aliada y espía en Ecomoda no podía salir de la cabeza de Armando, quien se desempeñaba como ejecutivo de algunas empresas, además de ser ingeniero industrial, también estaba cerrando alguns contratos, debido a su experiencia en el mundo de la moda. Una de las empresas que brindaba el servicio era Tejicol, como la empresa tenía socios en Europa, Armando siempre le pedía a Betty que lo acompañara a las reuniones y cenas, no solo para tomar notas, sino para interpretar e incluso negociar con empresarios extranjeros. En una de esas noches, mientras esperaba a los nuevos socios, Armando decidió volver a tocar el tema:

-¡Ríndase, don Armando, bonita o fea, yo no me presentaría al Doctor Valencia, nunca estaría presentable para él y me humillaría!

-¡Betty, Betty date una oportunidad! ¡Creo que podemos! - Dice tocándose ligeramente la barbilla.

-Porque le interesa, ¿no es así, doctor? Pero yo estaba muy humillada en esa empresa. No creo que sirva de nada peinarme y ponerme un mejor vestido, Betty seguiría siendo la fea.

-¡Podrías prometerme que algún día me dejarías intentarlo!

- ¡Mejor no, doctor!

-¡El cliente está llegando, hablamos más tarde!

Después de la cena y las discusiones de Betty, el trato se había cerrado con éxito, la empresa tendría un nuevo punto de venta y hasta Armando recibió una oferta de trabajo, para él como ejecutivo y su asistente, a quien llamaban una bambina brillante. Si las dos pudieran comenzar en Italia de inmediato, el cliente, un italiano alto, incluso comentó: 'Entonces, quién sabe, ¡esta bambina come bien y se ve tan hermosa como inteligente!'. Aunque fue un comentario bajo y dicho en tono de broma, a Armando no le gustó nada.

Después del cierre del trato, cuando los clientes se fueron, Armando aún estaba incómodo con ese comentario, por lo que decidió invitar a cenar a Betty, con el pretexto de que debían celebrar. Pidieron lasaña y un buen vino.

-¡Ojojo, sabes que yo no bebo!

-¡Hoy es especial, Beatriz!

-¡Está bien!

-¡No creo!

-¿Que en ocasiones especiales puedo beber un poco? Por lo general, solo al final del año.

-¡No! No puedo creer que esta mujer esté aquí.

-¿Quién?

-¡Marcela! Este tormento me siguió hasta aquí.

Marcela le sonrió y ya se dirigía hacia él.

-¡Ella no me dejará en paz! ¡Qué cruz! ¡No sé qué hacer!

-¿Que pasó?

-¡Mi ex me sigue a todas partes!

Armando tuvo una idea. Solo necesitaba encontrar a una de esas mujeres, sus ex, algo que siempre aparecía donde quiera que estuviera. Miró a un lado, miró al otro y no vio a ninguna otra mujer que conociera, excepto a Betty.

-¡Betty, levántate un poco!

-Pero, ¿Para qué?

-¡Solo levantate! Ahora baila conmigo, ¿quieres? -Él la toma en sus brazos.

-¿Por eso me invitaste a bailar por tu ex?

-Sí, por favor, no te molestes, ¿si?

-No. -Claro que no le importaba, si estaba emocionada de tenerlo entre sus brazos.

-Armando, ¿estás aquí? -preguntó Marcela, fingiendo sorpresa.

- Sabía muy bién que yo estaba aquí, ¡me siguió!

Daniel Valencia,  presidente de ECOMODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora