Capítulo 47 - La fundación de Terramoda

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Era el día de la fundación de Terramoda, en la avenida principal del barrio de Candelária. Catalina había invitado a varios periodistas, algunos clientes y empresarios, por consejo de la relacionista, Armando también invitó a sus padres. No esperaba que aceptaran la invitación a pesar de que coincidía con la época en que estarían en Colombia para la junta. De verdad, no les gustaría ir, ya que pensaron que Armando estaba siendo inmaduro y malhumorado para montar otra empresa con una acción familiar, solo por no dar el brazo y admitir que Daniel estaba haciendo un buen trabajo. Pero sabiendo que Catalina estaba involucrada e insistiendo en su presencia, decidieron asistir.
______Armando apenas podía creerlo.
-Papá, mamá, ¡qué gusto tenerlos aquí!
-¡Felicidades, Armando! Aunque no entiendo por qué fundó otra empresa.
-Papá...
-Roberto, Margarita, ¡qué gusto tenerlos por aquí!
-Cata! -besos.
Catalina se encargó de presentar a algunos empresarios que conocían a Roberto por su nombre por haber sido presidente de tan famosa empresa durante tanto tiempo.
-Y este es Nicolás Mora, el gerente financiero, un joven genio.
-Ay, imagínate, muchas gracias por los elogios, pero donde hay genio aquí como yo, también hay un gran equipo. –dijó Nicolás.
Nicolás ahora estaba hermoso, pero algunas costumbres como tomar varias galletas y pasabocas de una vez no se había perdido, por lo que todavía estaba comiendo y aún tenía un puñado cuando lo presentaron, siendo necesario poner la mitad en su boca y pasar el resto a la otra. A doña Margarita, no le gustaba nada, ¿este era el nuevo amigo de su hijo?
-¿Dónde está Mario, no lo invitaste?
-Sí, claro, mamá, pero aún no ha llegado. – dijo Armando, no muy seguro de que Mario vendría.
En ese momento, Betty entró en la habitación, acompañada de sus padres. No estaba cambiada como le habían propuesto, pero estaba un poco arreglada, ya que Catalina le había traído un vestido Spencer gris azulado y un par de tacones de cuatro pulgadas. Tanto Armando como Catalina querían que la propia Betty quisiera hacer un cambio general, pero sabían que la niña pareció reaccionar a eso. No queriendo lastimarla, Armando decidió no insistir, más aún porque el vestido que le habían dado era muy elegante y le quedaba como un guante a su cuerpo, hasta don Hermes, se veía bién con un traje que Armando le había dado, así como doña Julia conun nuevo vestido.
_________
Tan pronto como sus ojos se encontraron, Armando le dedicó una sonrisa que le fue devuelta como si fueran los únicos allí. Betty caminó hacia él y como siempre tropezó, siendo sostenida heroicamente por él.
-¡Ojojo es el salto!
- Se ve divina.
-Son sus ojos. Usted sí está muy guapo.
-Ven, te quiero presentar a dos de las personas más importantes de mi vida, mis papás.
Al oír esto, Betty se estremeció, pero Armando la arrastró con él, sujetándola por la cintura.
-Mamá, papá, quiero que conozcan a una persona muy especial. Esta es Betty, mi...
-Placer, soy su asistente y asociada.
Armando puso los ojos en blanco, Betty siempre encontraba la forma de cortarlo cuando la presentaba, pues aúnque no la presentaba como novia, la presentaría como una amiga y compañera muy especial.
-Un placer conocerla, querida.
-¡Betty es una excelente economista, como Nicolás! –dijó Armando, orgulloso.
-¡Perfecto! -dijó Roberto.
Pasó un mesero sirviendo bebidas, Roberto y Margarida aprovecharon para tomar copas de vino, mientras que Armando y Betty decidieron tomar jugo.
-¿Ya no bebes?
-De vez en cuando. Dentro de poco beberé champaña, así que prefiero guadarme.
Roberto se sorprendió, ya que para él su hijo solo estaba borracho.
Poco después, se presentó a los padres de Armando y Betty.
-Soy contador público jurado, trabajé en una empresa de renombre como la suya, Ecomoda, Doctor Mendoza. –dijó Hermes a Roberto
-¡Que bien!
-Pero lamentablemente cerró sus puertas, por la crisis y nos dejó sin pago, aún espero mi despido. Entonces apareció Don Armando con la propuesta de crear la empresa y nos llamó a Nicolás para formar el equipo. Admito que me sorprendió. Deberías estar orgulloso, tu hijo es un muchachito muy inteligente y trabajador.
-Oh, estoy muy orgulloso. – dijo Roberto, tomando otra copa, queriendo deshacerse del hombre, quien también tomó una copa y siguió con la conversación.
-Sabe, mi tío Lázaro, Lázaro Pinzón, un hombre honrado, era cliente de su tienda en el Centro, cerca. Uno de los primeros clientes, debe saber.
-Sí, debo saberlo. (Por supuesto que no lo sabía)
-Siempre me decía que trabajaba cerca y allí adquirió sus primeros trajes.
-Y mira que en ese momento el 99% de nuestra producción estaba dirigida al público femenino.
-Sí, en serio. Estaba comprando ropa para su esposa e hijas cuando se encontró con dos trajes y no lo pensó dos veces.
-¡Que bien!
-Lo invitaré a que venga a mi casa a tomar algo, así te cuento más sobre esto.
-¡Hermes! Cómo se le ocurre invitar al doctor Mendoza, tan distinguido caballero. –regañó Julia.
-Julia, con la boca cerrada, no ve que estamos teniendo una conversación amena.
(Por supuesto, el património Mendoza no pensaba lo mismo).
-¡Nuestros padres se llevan muy bien! –dijó Armando
-Ay no, si yo sé bien, mi papá lo está molestando con el cuento del viejo Lázaro, ¡Pobre señor Mendoza!
-¿Y no sientes lástima por mí?
-Tú tampoco sientes lástima por mí. - Dijo Betty con una sonrisa picarona y sorbiendo un jugo. Armando se sorprendió por el comentario y también sonrió con picardía. Estaba a punto de cobrarle esta deuda.
El lanzamiento estaba en pleno apogeo, Armando, con la ayuda de Catalina, presentó en la diapositiva lo que su empresa ofrecería al mercado. Fue una asesoría completa, mucho más completa que la oficina del Dr. Liñarez, ya que, gracias a la alianza con Catalina Angel Comunicaciones, que había aceptado las acciones de Terramoda como parte del pago, Catalina también se convirtió en socia, ofreciendo asesoría de prensa y construcción de imagen social. y servicios profesionales, para la empresa que además de inversiones, ofrecía servicios de contabilidad, control económico y, sobre todo, asesoramiento. Roberto se sorprendió, no esperaba que su hijo tuviera un proyecto tan sólido e inteligente. Si presentara algo así, seguramente sería elegido presidente de Ecomoda. ¿Será que su hijo Armando estaba madurando? –pensó Roberto -Demasiado pronto para decirlo, debe haber sido la influencia de sus nuevos amigos, tal vez la idea fue toda de ellos. Ahora, al menos trataba de trabajar, aunque quería que él estuviera trabajando en Ecomoda y no en otra empresa, pero tenía que admitir que su hijo parecía más sobrio con estos amigos que cuando estaba con Mario.
Hablando de Mario, él entró en el pasillo. No dejaría de honrar a su amigo. Lo que no esperaba era encontrar allí a Roberto y a Margarita (se sentía culpable de lo que hacía Daniel y era su cómplice) y más aún saber que la fea era una de las sócias, al igual que Catalina. Nunca pensó que su amigo pudiera hacer otra cosa que no fuera beber y ligar con mujeres además de la compañía. Como buen observador, pudo ver que entre el tigre y la fea había algo y que no se había cansado de ella. A pesar de estar avergonzados de verlo ahí, Armando y Betty le dieron la bienvenida.
Todo había sido un éxito, ya se estaban despidiendo de los invitados, entre ellos, futuros empresarios y empresarios en crisis, así como gerentes bancarios y por supuesto, el delegado Thompson y su compañero Romualdo, quienes insistieron en hablar con el matrimónio Mendoza (pero sin abrir que estaban investigando, al fin y al cabo era un evento, al que Armando los había invitado por cortesía).
-¡Sabes, hasta estoy pensando en invertir un poco mis ahorros!
-¡Sabes que no vinimos para eso, Romualdo!
-Lo sé, pero tampoco estamos investigando oficialmente. ¿Crees que el viejo Mendoza sabe algo?
-¡No creo! Lo poco que he oído de él, vive en Londres y dejó la empresa al cuidado de su sucesor, que podría ser su hijo o podría ser el presidente, ese Daniel Valencia. Y él ni siquiera sabe lo que está pasando en la empresa, ni el tema de Robles, por supuesto que no entré en detalles, pero dijó que dejó todo en las manos de quién és casí un hijo, pues era hora de descansar y que la empresa está en buenas manos.
-¡Él y Armando Mendoza no se llevan nada bien!
-Sí, por eso el hijo Mendoza no . Y creo que a Mendozita por su parte le fue bien, si tenemos razón se deshizo de uno, aunque no del todo.
- ¿Se lo harás saber?
-No sé, puede interferir con las investigaciones. No puedo confiar totalmente en él, incluso si es inocente, ¡es asunto está en la empresa y fundó su propia!
Armando estaba tan feliz que no pudo contenerse, así que apenas se despidió de algunos, dejó a Catalina y Nicolás y llevó a Betty a su oficina, la oficina de presidencia de Terramoda con la excusa de que necesitaban revisar algo.
-¿Para que me necesita?
-¡Betty, estoy tan feliz! ¡Tenemos muchos clientes! ¡Gracias Betty, por llegar a mi vida!
Así que la abrazó fuerte y comenzó a besarla apasionadamente.
-La necesito tanto para revisar mis labios.
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Parte 2 Margarita buscaba a su hijo para saludarlo y despedirlo, si vendrían a la reunión en la empresa. En ese momento abrió la puerta y lo que vio la impactó: Armando estaba besando a esa mujer.
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No era la primera vez que lo veía besando a una mujer. Hasta en su casa pasaba, pero el caso es que eran modelos o hijas de sus amigos, las muchachas más bellas de la escuela, pero no. Su hijo, que siempre ha salido con modelos, animadoras e hijas de millonarios, las más bellas del país, besaba a esa muchachita, su asistente y sócia, una mujer fea, muy fea y que no tenía su clase, ni tenía apodo. Salió de ahí sin habla y sin mirar como si estuviera ciega, no podía creerlo.
Al salir, se encontró cara a cara con Mario.
-¿Qué hubo,Margarita? ¡Estás blanca como el papel!
-Er, er... Armando y esa mujer...
-¿Quién?, ¿la fea?, ¿Beatriz?
-Sí, esta... ellos, ellos...
-¿Qué?
-¿Pasa algo además de la empresa entre ellos?
-¡Sí, por desgracia! Aunque creo que es un capricho, una especie de caridad de Armando, ¡es verdad! ¡Estás teniendo una aventura con la fea esa!
Margarita se metió a su mano en la boca. No podría estar pasando algo así con su hijo.


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Daniel Valencia,  presidente de ECOMODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora