Capítulo 13

212 20 1
                                    


        Después del desayuno, Armando llevó a Beatriz al trabajo y fue a Color Inc, para ayudarla con la redacción de unos contratos. O mejor llévaselos a Betty para que lo ayude a prepararlos y regrese con ellos listos, porque así como lo estaba haciendo en Tejycol, Armando tomó algunos trabajos en el sector administrativo, trabajando como autónomo, pero como no entendía la mayoría de estas cosas, pagó un extra para que Betty lo ayudara. A la niña le gustó, porque además de poder ayudarlo, igual le garantizaba un poco más de dinero para su casa. Armando había pasado por su casa para ducharse y cambiarse de traje, aun cuando había dormido poco y tenía la cara arrugada, provocó comentarios de muchos compañeros de Tejycol, que ya conocían su fama de fiestero.

- ¡Ojalá lo hubiera pasado genial!

. A la hora del almuerzo se encontró con Mário, quien le discutió por haberlo dejado con tales mujeres y que pasaría una noche de placer así en brazos de las mamacitas.

-¡Pero yo tuve una de esas noches!

-¡Estoy viendo! ¿Le hizo el amor a un boxeador?

- Ahórrame tus bromas.

-Tal como eres. ¿Qué es? ¿Es sádica y le gusta pegar mientras hace el amor apasionadamente?

-¡Tu humor es sádico! ¡Deja de ser ridículo!

-¡Mira, no sabes lo que te perdiste!

-¡Cuéntame tus aventuras!

-¡Solo te digo si salimos de la caceria hoy!

-Yo no sé.

-Oye tigre, te encuentro raro, o estás en el gremio de Hugo Lombardi o te enamoraste.

-¡Qué Hugo! ¡Qué apasionado qué! ¡Deja de perder el tiempo y cuéntame cómo le va a Ecomoda!

-¡Ah de todos modos!

-¿Qué quieres decir de todos modos?

-¿Realmente quieres saber?

-Si pregunto es porque quiero saber.

-¡Lo mismo!

-Quiere decir que...

-¡Daniel continúa invirtiendo en telas de primera clase y alta calidad! ¡Y quédate con la idea de hacer seis eventos al año!

-¿No ves que esto va a llevar a la ruina a Ecomoda?, es mucho gasto.

-¡Pero dice que las ganancias serán aún mayores!

-No no. Según Betty, esta no es una buena idea.

-Betty ¿Esa Betty¿ es modelo o qué¿

-¡Betty es mi amiga!

-¡Vaya! Somos así. ¿Y qué dice ella?

-Ella está de acuerdo conmigo en que para cubrir esos gastos, manteniendo la calidad de las telas, invirtiendo masivamente en publicidad, Daniel necesitará a alguien que cubra esto, como un socio.

-¡Pero este socio, amigo mío, es el Grupo Moda!

-Pero todavía no hay nada concreto, ¿no?

-Y no tengo. Pero él garantiza.

-Y ya te lo estás gastando por tu cuenta... ¿Qué opina Hugo de eso?

-Se queja de que tendrá mucho trabajo, que no sabe si podrá crear, pero... ¡está encantado de poder contar con las mejores modelos, como Adriana Arboleda!

-Adriana Arboleda¿ Pero ella desfilará¿

-No, tigre¿ es una de las peticiones de Hugo, junto con Sylvia Martinelli! ¿Recuerdas a Silvia?

-¡Noches de pasión regadas con vino!

-¡Ay, recordado!

-¡Pero es otro loco!

-¡Disfruta que estás sin tu ex y disfruta de tantas bellezas como quieras! ¡Loco o no!

-¡No es mala idea, lo necesito!

-¡Aún no me has dicho a quién se deben estas marcas!

-¡Una pelea, eso es todo lo que puedo decir!

- Eh, ejem. Y Hugo también está encantado con la promesa de comprar solo telas de primera línea.

-¡Traidor!

-¡Traidor, quiero decir! ¡Vamos tigre! ¡Salgamos esta noche y no pensemos en Hugo, Daniel y los problemas!

-¡Está bien!

Así que fueron a cazar esa noche. Como siempre, cuando iban por cacería, Armando siempre elegía a las rubias, pero esa noche Mário ya había elegido a la rubia, una peliteñida de piernas largas, y Armando se quedó con la otra, una morena de pelo largo. Al principio al tigre de Bogotá no le gustó nada, pero a medida que avanzaba la noche vio que podía ser interesante intentarlo.

Armando estaba en racha cuando llegaron a la habitación. La mujer con la que estaba, una supermodelo de voz nauseabunda, simplemente dejó de decir tonterías con su boca besándola y lo que Armando necesitaba era suficiente. La acostó en esa habitación de hotel, estaba ansioso por desahogarse y saciar su necesidad en el cuerpo de esa morena, pero no sin antes protegerse. Nunca se olvidó de protegerse, incluso borracho, incluso cuando era solo un adolescente se había entrenado para ello. Nunca sería víctima de un oportunista exigiendo pensión alimenticia, ni convertiría a un niño en víctima de unos padres irresponsables en una noche de pasión, eso pensaba.

Entonces, en medio de los besos, él la tomó con todo, tenía una urgencia de satisfacerse, por suerte esa mujer también tenía experiencia y estaba aún más eufórica con ese sexo violento. En medio de todo ese deseo, Armando se dejó llevar y recordó el cuerpo de Betty que vio bañarse, así como recordó el beso que le dio. Pensó en detenerse, esa imagen lo inquietaba, pero decidió continuar, imaginando que poseía a Betty con tanta violencia como enloquecía a la mujer.

-Toma lo que te mereces, ¿ah?, ¿te gusta?

-¡Ah sí! ¡Ahora sé por qué es el tigre de Bogotá!

-¡Ve a verlo, picarona! Escóndeme todo este cuerpo... ¡Pero será mío!

La mujer no entendía nada, pero no le importaba, ese hombre estaba loco, una fiera en la cama, como Armando había disfrutado la experiencia, de repente cada vez que iba en auto siempre comenzaba a elegir a las morenas y les daba duro pensando que tenía a Betty en el baño de su casa, mientras les caía el agua encima. A menudo tenía que morderse la lengua para no gritar el nombre de Betty cuando llegaba a su punto máximo. Nunca había pasado por algo así. Nunca había imaginado que estaba con una mujer cuando estaba con otra. Más aún porque Betty, a pesar de tener un cuerpo hermoso, no era exuberante, no tenía silicón, ni piernas gigantes como las modelos con las que se había acostado. Y su cara seguía fea, seguía peluda, unicejas, su pelo seguía almidonado, así que no entendía cómo no podía sacársela de la cabeza, aunque no era su tipo de mujer. Lo difícil es tener que aguantar el vacío que vino después. Por mucho que se saciara en el cuerpo de esas escultóricas modelos morenas, cuando terminó, se sintió aún más vacío. Sexo por sexo ya no lo saciaba.

-Pero ¿qué pasa, Mendoza? – preguntó mirándose en el espejo del baño del motel. - ¿Vas a decir que Beatriz ahora es tu tipo de mujer? ¡No, por nada! Simplemente tiene un lindo cuerpo, de hecho debe ser muy delicioso, pero no me gusta su cara, todavía usa brackets, capul y todo. Aún más, ella es mi amiga y no puedo hacerle estas cosas y tener que botarla más tarde. ¡Pobrecita, no! ¡Ya verás qué pronto pasa este fetiche! ¡Es que todavía no has encontrado una que te haga olvidar de la visión y hacer realidad esta fantasía! ¡Estas mujeres vacías ya no te sacian, Mendoza!

§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§

Daniel Valencia,  presidente de ECOMODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora