Capítulo 29

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    Habían pasado algunos días desde que habían hecho el amor y Beatriz no sabía nada de Armando, así que cuando lo vio llegar a la oficina no lo podía creer. Se veía aún más guapo con ese traje azul marino. Por supuesto, añoraba su hogar, pero sabía que para un hombre como él, acostarse con ella era solo una noche más en su vida. Ella había tratado de comunicarse con él, incluso sobre la inversión que había hecho Nicolás y le había dado muchos resultados, le dejó un mensaje en el contestador, pero como él no le llamó de vuelta, entonces ella no trató de llamarlo más. Trataría de actuar normal, no podía exigirle ni exigirle nada, no tenían nada formal, tampoco quería ser como su ex.

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-¡Buenos días, doctor Mendoza! - dijó Betty sonriendo - ¿Qué vientos lo traen? ¡Ojojo!

-¡Buenos días, Beatriz! Estuve... estuve er... por el centro visitando clientes y decidí pasar a ver cómo van las cosas, er inversiones de mi empresa...

-Entiendo. - Dijo Betty, mirando cada detalle de su rostro.

-Es que en realidad eran compromisos que me impedían venir antes.

-Todo bien.

-Pero recibí el mensaje que me dejaste, por eso estoy aquí. Sé que debes estar molesta.

-!No, no estoy molesta. Ojojo, ni siquiera te estoy pidiendo excusas. De hecho, Nicolás me pidió que le diera el mensaje de las inversiones.

A Armando, por supuesto, no le gustó que mencionara el nombre Nicolás, estaba decepcionado porque pensó que era ella quien quería hablar con él y no su amiguito.

Por supuesto, Betty había aprovechado el mensaje de su amigo para tener una excusa para hablar con él, pero cuando no respondió, decidió darse por vencida.

-Y que querias?

-Mostrarle algunas hojas de cálculo para que pueda ver cómo están rindiendo sus inversiones. Está emocionado. Nicolás es muy inteligente.

-Ya vi.

-¡Podemos arreglar un día para que él te muestre todo! –Armando pone los ojos en blanco–Nicolás es muy bueno en esto.

- ¡Sí, está bien!

-¿Necesitas algo?

-¡Eh, no! En realidad sí, quería que revisara un balance que presentó Daniel en la reunión. - Inventado en el acto.

-¿Pues no? -decepcionado, porque pensé que estaba ahí para ella.

-Ah pero no lo traje, dejémoslo para la próxima, ¿podríamos almorzar juntos?

-Tengo que ir a casa de mis padres, en cuanto salga de aquí, mi padre necesita que lo acompañe para realizar unos trámites. - Dijo la mujer.

-¡Vaya! Quién sabe, tal vez pueda ayudarlos.

-No hay necesidad de molestarse.

-¡Sin inconvenientes! ¡Lo haremos!

Después de los trámites, Hermes invita a Armando a pasar a su casa, tomar un trago y escuchar unos tangos. Al llegar allí, Júlia prepara galletas y arepas.

- ¡Me alegro de que aparecieras!

-¡Es que tenía algunos problemas que resolver, doña Júlia!

-Bettica estaba triste porque no venia más a visitarnos.

-¡Mamá!

-Ahora, Betty, ¿qué te pasa?, es bueno saber que un amigo nos aprecia. —dijó, dándole una de sus sonrisas y guiñándole el ojo.

-¿Qué pensará don Armando?

- Yo también te extrañé. Prometo que intentaré ser más asiduo.

-¡Será un gusto! Ah, don Armando quería preguntarte algo. No sé si lo sabes. –dijó doña Julia.

Armando ve el anuncio.

-¿Sabías?

-Claro que no. Es extraño que Daniel esté contratando supermodelos para el desfile y ahora ha abierto esta selección a mujeres con perfil de modelo pero sin experiencia en pasarela. Y este requisito: ¡preferencia por modelos blancas!

-Pues entiendo que el mercado lo exige!

-¡No! No es lo que exige el mercado. -respondió Armando.- Aunque el mercado de la moda es restringido, modelos de varias etnias son bien vistas en la pasarela, raro que Ecomoda solo esté contratando en este perfil, y aún más raro és que esté contratando sin experiencia, ya que también está contratando modelos como Adriana Arboleda y Karina Larson.

-¡No entiendo mucho de eso!

-¡Y yo nada. Solo sé que son muy hermosas, sobre todo, estas rubias!

-¡Ay, Nicolás!

-Esta idea de Daniel todavía ¡no me huele bien! – dijó Armando

-Pero que puede ser?

-No sé. –Armando toma el volante, lo vuelve a meter dentro de la revista, lo cierra y se lo devuelve a Julia.- Pero por el momento no me importa, centrémonos en Terramoda, nuestra empresa, ¿de acuerdo? – dijó Armando – Haré lo que mi padre me dijo que hiciera: dejar a Daniel solo, manejando mi negocio -dijó, tratando de ocultar sus lágrimas. -Y haré lo que me aconsejaron, invertir mi cheque mensual en mi empresa, Terramoda.

-¡Pero Ecomoda también es asunto tuyo!

-¡No! ¡Esta és mi empresa! –¡Golpea el contrato de Terramoda que está sobre la mesa de los Pinzón .

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Daniel Valencia,  presidente de ECOMODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora