Capítulo 54 - Dra. Terca Pinzón

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   Cuando sonó el timbre, tan temprano, doña Júlia pensó que era Nicolás, ya listo para desayunar temprano hasta el domingo. Pero era Armando.

-¿Don Armando?

-¡Buenos días, doña Julia! Lamento estar aquí el domingo y aún tan temprano.

-¡Realmente me sorprendió!

-Es que no pude venir ayer, por el desfile que termino tarde. ¿Ya se levantó Beatriz?

-¡Los fines de semana se despierta tarde!

-¡Vaya!

-Pero, ¡entre, por favor, don Armando, que hace frío!

Minutos después, era Nicolás que tocó el timbre, quien se sorprendió de que el jefe estuviera allí el domingo por la mañana. Para disimular, Armando dijo que vino porque necesitaba ver a cuánto iban a salir las inversiones y concretar los próximos detalles de la empresa, mientras trataba de relajarse, curioso por saber cómo actuaría Betty cuando bajara las escaleras y lo encontrase allí. Doña Júlia sabe que debería advertir a su hija sobre la visita, pero luego de enterarse de lo que la madre del joven le había propuesto a su hija, decidió que era hora de ayudarlos a si quedaren juntos.

-¡Buen día! Ojojo! -dijo Beatriz, bajando las escaleras vistiendo un camisón de algodón blanco desde el cuello hasta las rodillas, cubriendo casi todo, pero curiosamente bien pegado a su cuerpo.

Betty se quedó helada y blanca como el camisón al ver allí a don Armando, que sonrió ante el impacto, pues sabia lo que escondían esas ropas recatadas.

-Pero que haces aquí?

-Pero, ¿Cómo así? ¡No fue así que la criamos, Beatriz! –regañó don Hermes -Es cierto que es domingo por la mañana, pero pronto se ve lo trabajador que es el doctor y lo ansioso que está de que el negocio le vaya bien.

Betty torció la boca. Sabía que había algo más allí. Entonces, tomé una de esas mantas que cubren el sofá y traté de cubrir lo más posible, para no sentirme tan expuesto, aunque sabía que él ya sabía cómo era.

Estaban hablando de negocios, pero Betty sabía que él no estaba allí solo para eso y miró con enojo la complicidad de su madre con él. Solo Hermes y Nicolás no sabían lo que pasaba entre ellos.

Don Armando contó sobre el desfile, cuando se le preguntaran, pero nada sobre el Fashion Group.

-Don Armando cuando me va a llevar a presentarme a las modelos?

-Ah, pero Nicolás no estaba ahí para eso, sino porque soy accionista de la empresa y me toca participar tanto en estos eventos como en las reuniones de junta.

–Oh no, ¿dirás que ya no te gustan las mujeres, que ni siquiera miras las modelos?

-Mira Nicolás, he visto tantos desfiles que terminan siendo como los demás.

-¡Ah eso, con todo lo respeto, o usted se volvió como raro o está enamorado! ¿Lo que és rarito (hizo el gesto con la mano) o así como (suspira) enamorado?

-¡Ya Nicolás no seas tan cansón y pervertido! ¡Deja de molestar al jefe! ¿No ves que esta es una casa familiar para hacer estos planitos? – le regañó Hermes.

-¡Oh, vamos, hombre! ¡No estés tan detrás de ellas!

-Es que nunca tuve la oportunidad de conocer modelos, como usted.

-Pero tranquilo, hombre que ya ve, vamos cuando tengas la oportunidad, te presento algunas.

-Oh, ¿por qué no?, ¿los dos se irán de planitos?- preguntó Betty celosa, lo que sorprendió a Armando, Júlia trató de disimularlo. Al ver que se expuso, Betty inventó algo y se levantó de la mesa.

Daniel Valencia,  presidente de ECOMODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora