Daniel Valencia, presidente de ECOMODA

Capítulo 23

A la hora del almuerzo, Betty vió que un coche le seguía y le tocaba la bocina. ¿Y cuál fue no fue su sorpresa cuando supo que se trataba de Armando?

-Buena tarde, señorita. ¿Puedo acompañarte?

-Si, por supuesto.

- ¿Te gustaría un paseo?

-¿Como no?

Después de subirse al auto y antes de encender el motor, Armando no esperó a que se abrochara el cinturón de seguridad para preguntarle:

-Entonces, ¿cuál es tu respuesta?

-¿Respuesta de qué? Ojojo!

-¡No hagas eso, Beatriz! Te envié una tarjeta, ¿no la recibiste?

-¿Tarjeta? ¿Que tarjeta?

-¡Betty!

-¿Es uno que recibí esta mañana con chocolatina?

-¡Vaya! ¿Estás disfrutando de mis sentimientos?

-¡No te enojes! - "¡Se ve aún más divino, don Armando!" -pensó.

-¿Qué me dices?

-¿Quiere un trozito de chocolatina, don Armando?

-Solo si lo compartes conmigo.

Beatriz mordió un trozo, saboreándolo, Armando mordió el otro, la rodeó con el brazo para besarla y poder compartir el trozo de chocolatina que tenía en la boca. Sorprendida, Betty le devolvió el beso en medio de la avenida principal, sin darse cuenta de dónde estaban, hasta que tocaron la bocina.

-Ojojo. Nunca he dado estos escándalos en público.

-Me haces perder el norte... Mira, Betty, sé que es la hora del almuerzo, ¿te gustaría almorzar conmigo?

-Hoy me voy a hacer unos negocios en el banco, así que no tendré tiempo ni para almorzar.

-¿Y mañana?

-¡Si, puede ser!

-¡Ah no! Mañana tengo que almorzar con mis papás. Ya sabes, vamos a tener el segundo desfile de Ecomoda y ya están aquí. No quería ir, pero...

-Pero debes irte, es tu herencia.

-¡Ya no sé, Beatriz!

-Tiene acciones en la empresa y las acciones de Ecomoda están bien cotizadas, la empresa es sólida.

-Si no vas por la empresa, al menos ve por tus padres.

-¡No tengo ganas de ir a por ellos, ya te he dicho por qué!

-Lo sé, pero te guste o no, son tus padres.

-Espero que no hayas invitado a tus otros hijitos.

-¿Quién¿

-Los Valencia, los verdaderos hijos de Margarita y Roberto Mendoza.

-¡No hables así, seguro que las cosas no son lo que parecen! Sus padres lo aman, solo que le cuesta demostrarlo, mira a mi papá.

-¡Por favor, Beatriz, no compares! Don Hermes la ama, la cuida.

-Como a una reina de belleza.

-¡Porque es muy especial! Quería que don Roberto Mendoza me cuidara así, que me tratara, pero no, no es así. Pero ¡no más!, no quiero seguir hablando de ellos, ya sabes, hay cosas mucho más interesantes de las que hablar contigo. Él sostuvo su barbilla. - Pero no aquí. Te recogeré mañana después del almuerzo con mis papás.