Capítulo 37

143 18 0
                                    

         Antes de recoger a Betty, Armando va a su departamento, después de semanas sin ir a su departamento, los concierges se sorprendieron. Él ya echaba de menos su departamento y ya no aguantaba dormir en hotelitos, por suerte había dejado encargos para que Jayme y Moisés cuidaran de Montéz, su perro husky siberiano. Los porteros lo sacaban a pasear, lo alimentaban y lo bañaban, por una cuota mensual, pero a pesar de eso, no eran Armando, su papá. Así que el perro en cuanto vio a Armando abrir la puerta, saltó sobre él y empezó a lamerlo.

-Oh, campeón, perdóname si te dejé abandonado, te prometo que no volverá a suceder. ¡Soy libre, Montéz! ¡Marcela no vendrá más, nos dejó! Espero que no gritara y no te hiciera nada. Pero no, ¿verdad? No me mires así, no lo dejá solito, simplemente no vine para evitar el acoso de Marcelita. Pero no estoy asi tan libre. ¿Puedo contarte un secreto? Estoy saliendo con una chica que no conoces, pero es dulce y adorable. Estoy seguro de que te gustará.

El perro ladra, pareciendo comprender.

-Ok, la traeré aquí, si pero te advierto, es mía, no andes lamiendo. Ya sé que no es así, ni Marce ni mi mamá hicieron eso. Pero te gustará. ("¿A Betty le gustan los perros?") -¿Tienes hambre? Vamos a ver si hay algo aquí.

Armando encontró ollas y más ollas de alimento.

-Te cuidan mejor que yo, pero te prometo que cambiará.

Bastaron unas pocas semanas para que la suciedad se asentara en los muebles y las telarañas formaran parte de la decoración. Pronto, comenzó a sentir picazón en la garganta.

-¡No hay condiciones!

Entonces, agarró un polo y unos jeans, se calzó unas zapatillas y salió con su perrito.

-¡Oye!

-Buenas tardes, don Armando, ¡todo está en orden! ¡Hola, muchacho! -le dijo al perro- Espero que hayamos cuidado bien a tu perro.

-¡Demasiado bien! Dime lo que gastaste.

-No se moleste, don Armando, lo que dejó fue suficiente.

-¡Excelente! Gracias de verdad y los compensaré. Ay, voy a dar un paseo con Montéz y me gustaría que me hicieras otro favor: el apartamento está polvoriento. ¿Puedes conseguir una muchachas de esas confiable para arreglarlo?

- Bueno, eso creo.

-¿Urgente si?

-¿Vas a estar fuera todo el día?

-Puedo quedarme.

-Entonces, veré si está libre ahora mismo.

-Gracias. Vuelvo más tarde.

===========

Armando hacía mucho que no andaba por el Parque de la 93, que estaba tan cerca de su casa, pero esta vez que era vicepresidente de Ecomoda y se dividía entre estudios, trabajo y salidas nocturnas con las modelos no le dejaba tiempo por nada.

-¡Esto es vivir! Debo confesar que no viví antes. Me siento como un jovencito otra vez. Quién quisiera verme asi era mi Betty... ¿Mi Betty?, ¿desde cuando la llamo así? Ah, ¿qué me está haciendo esta mujer?, ¿tendría razón Caldeirón?, no debo dejar que las cosas lleguen a este punto. Después de todo, yo no soy de los que se atan a una sola mujer, nunca he sido fiel, ay Montéz (ladrando) ¡No sé qué me pasa, Montéz!

__________

Armando dejó a Montez en el departamento viejo y fue a encontrarse con Betty para

vio algunas oficinas y se sorprendió de que todavía luciera el mismo aspecto deportivo.

Daniel Valencia,  presidente de ECOMODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora