Ecomoda ya ni siquiera parecía importarle a Armando, esa era la impresión que tenía Mário, porque ya no preguntaba por la empresa como antes, sino cuando tendría la reunión. Tampoco se habían contratado a ninguna modelo exuberante, como lo había hecho en un principio, tras su salida de la empresa. Parecía haber cambiado y a Mario no le gustó nada.
Lo cierto es que, en brazos de Betty, aunque a escondidas, y con la esperanza de triunfar profesionalmente en Terramoda, Armando vivía nuevos momentos. Aparentemente, y su padre decía, Ecomoda estaba bien, estaba recibiendo su cheque, los empleados tenían asegurado su lugar, todo iba bien.
"¿Quizás me ha equivocado con Daniel Valencia? ¿Quizás tuvo la misma experiencia que yo, pues competíamos entre nosotros? Al final te las arreglas bien, ¿no? -se dijo Armando, aunque en el fondo no lo creía.
Debido al éxito de las inversiones de Nicolás, quien había multiplicado su mísero cheque, la experiencia de Hermes en contabilidad corporativa y privada y el talento de Betty con los números y la asesoría empresarial, además de su talento para presentar proyectos y representar a la empresa en eventos, Armando fue pensando en montar una oficina para ofrecer estos servicios, que sería la sede de Terramoda. Así que empezó a visitar algunas oficinas, eligió algunas y dejó que Betty tomara la decisión.
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Mário que no sabía qué más hacer, Armando ya no salía de caceria con él y sabía que prefería salir con esa Betty.
-¡Y tú tienes la culpa, tigre! ¿Quién le dijo que hiciera un plan para que se acostara con esa?, ahora la probó y parece... ¡No, no puede ser, Armando Mendoza no se puede enamorar! ¡No puede! ¡Él es el tigre de Bogotá! ¡Él es el soltero más codiciado y debe seguir siéndolo hasta el final! ¡Está confundido, eso es todo! Esto de estar sin la empresa lo dejó loco. Y peor que eso, ¡siempre compartimos todo!
Para ponerlo así, imaginaba Mário que Betty, la mujer que no conocía, deberia ser hermosa y deliciosa, más que Marcela, Adriana o cualquier modelo, o su amigo no estaría así para ella, pero, Olarte le había dicho que siempre se encontraba con Armando y una mujer fea en la cámara de comercio, pero que no sabía su nombre. ¡No, no! Esta no puede ser la mujer esa.
¿Mi amigo con una fea? ¡Nunca! ¡Era más fácil para él ser ciego, gay o lo que sea, Armando no se acostaría con una mujer fea aunque fuera para ser presidente de Ecomoda! (¿seguro, Marito?)
Pero Mario siempre tenía buenos consejos, ¿oh no?
-Habla, Mario, ¿qué desea decirme así de importante?¿No extraña nuestra caceria?
-¿Ya vas a empezar con las tonterías?
-No me trate así. ¿Que, mi amor, se cansó de mí? Estoy celosito.
-¿Vas a hacer de Marcelita ahora?
- Es que me ha estado dejado botado. Y sobre lo que te iba a decir, ¿No te das cuenta que Marcela no más te persigue?
-Si, ha sido un tiempo...
-Es que esta en Palm Beach con la deliciosa de su amiga Patricia
-La insoportable.
-¿Qué insoportable? ¿Has probado? ¡Esa mujer está buenísima, hermano!
-No y ni tengo ganas. ¡Es hermosa, pero vacía, su voz, su manera, todo me irrita en ella!
-Oh, pero ahora eres exigente. ¡Ya no le gustan las rubias, Antés se morria por ellas!
-¡Eso ha cambiado, Caldeirón! Nada contra las rubias, pero...
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Daniel Valencia, presidente de ECOMODA
General FictionE se Armando não tivesse ganho a eleição para presidente e sim Daniel Valencia? Betty seria contratada como secretária ou não? Armando a conheceria? A história é uma homenagem à obra Betty La Fea de Fernando Gaitán. Os personagens não são meus e sim...