Capítulo 3

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- ¡Niña! -Armando le daba palmaditas en la cara de Betty que seguia desmayada mientras él la sostenía en su regazo. Las puertas se abrieron en el piso de recepción. Donde estaba Aura Maria y también Hugo acompañado de algunas modelos.

-¡Aura María, ayudáme!

-Oh, pero és ala muchacha que vino hoy para la entrevista. ¿Qué pasó com ella?

-¡Esa mujer debe haberse desmayado al ver su propio rostro en el espejo! –dijó Hugo, haciendo que las modelos reísen burlonamente de Betty -Espero que el nuevo presidente prohíba a las mujeres feas de acercarense a esta empresa! Pero a Armando no le hizo gracia, estaba preocupado de verdad con la muchachita que seguía desmayada en sus brazos.

-¡Calla la boca! Y si no es para ayudar, ¡no se meta en el camino!

-¡Oh! ¿Que ahora, además de tomar en sus brazos a una mujer fea, la está defendiendo? -¡ Tenga cuidado para no ser hechizado conel vírus de la fealdad!–Hugo hace un sonido de serpiente y entra en el ascensor con las modelos a cuestas.

-¿Qué le sucedió a ella? - preguntó Aura María.

-No lo sé. ¿Dónde está Freddy?

-Lo llamaré.

-Para que soy bueno, doctor?

-¡Esta chica se desmayó y no sé qué pasa! ¡Consigue una silla para ponerlo, o más bien dos, la acostaré!

-¿La muchacha se desmayó de la emoción cuando lo vio, doctor? ¿También pasa con las feas? -preguntó Freddy.

Armando le mira feo.

-¡Vamos, Freddy, trae las sillas!

Freddy corría y tropezaba, para no ver a don Armando enojado y gritando.

-¡Aquí están, mi estimado vicepresidente!

- ¡Ya era hora, Freddy!¡Qué cruz! -Dijo, mientras la dejaba depositada en las tres sillas.

Betty, incluso desmayada, envolvió sus brazos alrededor de su cuello y no fue fácil soltarlo.

-¡Aura María, tengo que buscar algunas cosas em mi... en la oficina que era mía. Pero si la muchacha se despierta, ¡no la deje salir, cuídala! ¿Entendido?

-Sí, pero...

-¡Esta mujer está bajo mi responsabilidad, pasó por momentos humillantes en la empresa!

-¡Sí señor! ¿Qué le pasó allá arriba?

-¡Deja de chismosear, Aura María! ¡Solo cuídala! ¡Freddy, ven conmigo! Tengo que terminar de llevar algunas cosas...

Armando recoge las cosas, se encuentra con Mário, hui de la cantilena de Marcela, y vuelve a bajar a la recepción con Freddy.

-Aura María.

-¡Ay, doctor, la muchacha aún no despertó!

-¡Pero que cosa! ¡Tendré que hacer algo! Dime ¿dónde está Mireya?

-¿No sabe? ¡Ella se fue! Dijó que soportaría tener que aguantar a don Daniel como jefe.

- Pobrecita...

-¡Y por eso don Daniel está eligiendo uma nueva secretaria! ¡Y que yo sepa, esta chica vino para la entrevista!

-¡Escuché de Bertha y que la trató muy mal!

-¡Ay, doctor, estoy preocupada por ella!

-¡Freddy! ¡Lleva estas cosas a la cajuela del auto y prepáralo! ¡Llevaré a esta chica a la clínica!

-¿En su coche, doctor?

-¡No en bicicleta o quizá en su moto! ¡Por supuesto en mi coche, Freddy!

-Pero, ¿usted va a llevar una fea en su coche? (¡Ay, Freddy!)

-¿Y qué tienes con eso, idiota?

Entonces Freddy puso a Betty dentro del auto de Armando, que finalmente despertó.

-Pero que pasa?

-¡Usted se desmayó, señorita!

-¿Yo? ¿Eres el señor del ascensor?

-¡Sí, veo que no has perdido la memoria!

-¡Lógico que no! ¡Estoy muy bien! –dijó arreglandóse.

-¡No, no está! Nadie se desmaya así.

-Es que... -sollozó Betty, parecía que estaba llorando.

Armando buscó un pañuelo y al ver que no tenía le entregó la franela limpia que estaba en la guantera.

-¿A dónde me llevas? Puedes dejarme en la próxima parada de autobús.

-¡Tranquilo, no se asuste, señorita! !No haré nada malo, solo la llevaré a una clínica para que la examinen.

-¡No!

-¡La señorita no está bien. -Salí temprano de casa, porque vivo lejos y no quería llegar tarde a la entrevista en la empresa, entonces no tuve tiempo para comer. ¡Debe ser solo una caída de presión!

-Puede ser eso. Mira, tomemos algo. Yo tampoco comí.

Así que los dos entraron a una cafetería, no muy elegante, pero tampoco una taberna.

-Dos cafés cargados, pan de bono, pastelitos. ¿Quiere algo más, señorita?

-No gracias. No hay necesidad de molestarse.

Después de comer algo, Betty finalmente puede ver que quien está frente a ella es un hombre muy guapo, el más guapo que había visto en su vida.

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Daniel Valencia,  presidente de ECOMODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora