EPÍLOGO

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     A pesar de que pesaba en su contra, Daniel Valencia todavía esperaba escapar de la condena, porque para él la gente de la clase alta bogotana nunca pagaba por sus delitos, aún más con Roberto Mendoza le pagando un especialista en estos delitos. Y Roberto lo hizo porque, a pesar de la decepción, todavía amaba a ese joven que siempre había criado como a un hijo. Daniel sabía y esperaba mantener una imagen impoluta, tanto frente a sus hermanas como frente a Roberto y Margarita.


-¿Por qué? Dime, ¿por qué hiciste esto? -Preguntó el fundador de la empresa.

-Eh...

-¿Quería disolver la empresa?

-La empresa que tus padres crearon con nosotros con tanto amor y dedicación.

-Y dinero también, porque mis padres aportaron la mayor parte y por lo tanto deberían poseer un porcentaje mayor.

-¡Te equivocas, Daniel, así no lo dividimos, Júlio tenía más dinero, herencia familiar, pero tenía su propio negocio a través de su abuelo, lo que le impedía hacerse cargo de nuestra empresa, con eso me hice cargo con Margarita de la mayor parte del trabajo!

-¡¡Jaja!! ¡Qué haría un buen empleado, no necesitaba recibir acciones por ello, solo un buen salario!

-¿Lo que quieres decir? ¿Es así como piensas de nosotros? -preguntó Margarita

-¡No! Los tengo mucho respeto, sí, fundaste todo con mis padres. De hecho, siempre los consideré como mis tíos

-Entonces, ¿por qué, por qué, Daniel, por qué dejaste que le pasara esto a la empresa? - preguntó la señora.

-¿Por qué la involucraste en asuntos como esos y dejaste que él la cargara con deudas? –seguió Roberto 

-¿Por qué casi nos llevas a la ruina?

-Créeme, no tengo nada que ver con lo que me acusas. -cínico. -Deben haberme tendido una trampa.

-¿Pero quién? ¿Quién lo odiaría tanto?

-No tengo idea, pero quien conoce Armandito...

- ¿Armando? ¡No! -negó Margarita.

-¡Armando ni siquiera estaba en la empresa, tan pronto como entraste por esta puerta, se fue y ya no quiere ni estar presente! –defendió Roberto

-Y creen que imagina que estás comprometido con la actual dueña de la empresa que compró las acciones por casualidad y era dueña de la empresa que nos embargó. ¿No crees que es todo muy raro? 

Margarita se llena de rabia y salta hacia Daniel.

-¿Qué estás tratando de decir, Daniel? Después de todo, ¿estás acusando a mi niño?

-¡Cálmate, Margarita!

-No, Roberto, no hay que tomárselo con calma, Daniel hizo lo que hizo con la empresa, estafandóla, hizo malos tratos, contribuyó al tráfico de jóvenes, tiró nuestra empresa al barro, ¡estamos casi en la ruina!

-¿Vas a defender a tu nuerita ahora? ¿O ya la acepta como parte de la familia?

-No, no la acepto como tal, pero reconozco que si no fuera por ella, ahora mismo estaríamos en la calle.

Daniel se ríe burlonamente y comienza a burlarse de Armando, llamándolo ''llorón consentido'' que necesita que dos mujeres lo salven, lo que hace que Margaritas salga de las casillas y lo abofetee.

- ¡Nunca te atrevas a decir eso de mi hijo! Mimado y imbecil eres tú!

-¿Te estás volviendo loca, Margarita? - preguntó Daniel con la mano en la cara.

Daniel Valencia,  presidente de ECOMODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora