Capítulo 55 -Chispas de deseo

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Betty salió llorando y al cruzar la puerta del restaurante se encontró con Armando, quien no tardó en abrazarla.

-Cálmate, estoy aquí. -la abraza

-¿Tenías alguna duda de que volvería? Qué pensaste? ¿Quién pasaría la noche con él?

-¡No digas eso en broma, Beatriz, ya sabes cómo soy!

-¡Deberías saber cuánto odio a Daniel Valencia!

-Lo sé, pero está lleno de trucos y no mide esfuerzos para conseguir lo que quiere. Te aseguro que no se limitó a hablar de las finanzas de la empresa.

-¡Realmente no! Tenías razón, además de las finanzas y alardear de tu vasta experiencia administrativa, querías alardear de tu experiencia sexual. ¡Sentí mucho asco!

-!Lo mato!

-No necesitas ensuciarte las manos con él, sabes que eres mucho mejor que él.

-Te dije que algunos de mis ex...

-Creídas en su bravuconería, seguro que no es todo lo que dice.

-¿Como puedes estar segura?

- ¡Los perros que ladran no muerden! Necesita usar el poder, las amenazas y someter a las mujeres para conseguir lo que quiere. -beso -Tú, en cambio, pensaste que era un problema ser insaciable...

-Yo sé, pero...

Ella comienza a besarlo.

-Quédate conmigo, Betty. Vamos a nuestro apartamento. Tenía tanto miedo de que pusiera algo en tu bebida y te lastimara. ¡Quedate conmigo!

-¡No puedo! Le prometí a mi papá que llegaría temprano a casa hoy, seguía llamando.

-¿Encender?

- No está en casa, fue a reunirse con unos amigos para beber y jugar al dominó.

-¿Y tu madre?

-Debe estar ahí, pero luego acuéstate.

-Te llevaré a casa entonces. – dijo él con una sonrisa pícara, que Beatriz tardó en comprender.

__________

Armando no lo pensó dos veces, aceptó la invitación y entró a la casa. Saludaron a doña Júlia, llamó don Hermes al teléfono, Betty le habló y después de servirles la cena, Júlia dejó a los novios conversando en el sofá.

-¿Tu padre tarda mucho?

-Cuando sale a buscar a don Parrita y sus amigos, no regresa hasta el amanecer.

-¡Que bien!

-¡Ojojo! Los dos querían que me casara con el hijo de don Parrita, pero él pensó que yo era demasiado fea, Imagínate si me vieras ahora. Ojojo!

-¡No me pareció divertido!

_______

Armando la tomó por la cintura y comenzaron a besarse como locos.

Betty no lo pensó dos veces y en unos minutos estaban entrando a su habitación para seguir acariciándose hasta hacer el amor en la cama de Betty, entre muñecas y juguetes infantiles.

-No sabía cómo era tu habitación. ¡Parece un adolescente!

-¡Qué pena con usted!

-Tú eres mi niña para mí. -besos.

-Siempre soñé con tenerte aquí conmigo en mi habitación.

-Los sueños se pueden hacer realidad, Beatriz. También soñé con hacerla mía aquí.

Los dos comienzan a besarse.

-En realidad... tengo algo que quiero mucho más que tenerte aquí.

Betty no podía creer que Armando quisiera tenerla en el baño de su casa y aunque era peligroso, como la puerta no tenía pestillo y su madre estaba en la recámara, decidió arriesgarse, al ver las chispas. de deseo que salía de sus ojos y que la dejaba incendiada.

Armando coordinó cómo debía hacerlo Betty, recordando el día que la vio ducharse desnuda, el día que comenzó su fijación por ella.

Betty se duchó con los ojos cerrados, dejando que el agua cayera sobre su cabello y bañara su cuerpo. Él estaba detrás de ella, tomándola por la cintura, le echó el pelo a un lado y comenzó a lamerle el cuello, apretándola contra él, ella sintió que sus dedos tomaban el lugar del agua y comenzaban a tocar su punto más sensible, hasta luego entra con tus dedos en su flor. El agua bañaba sus cuerpos. Betty quería gritar, pero Armando sabiamente le tapaba la boca con sus besos, su deseo crecía y lo hacía sentir sobre su espalda. Se mordió los labios de placer.

-Aquí descubrí cómo era debajo de esa ropa, aquí nació mi pasión. - dijo con una voz ronca en su oído. Sostuvo su rostro para besarla, la giró hacia adelante y penetró en su flor, sin dejar de acariciar su cuerpo.

-¡Aquí!

-¡Ah!

- Ví que era demasiado buena.

-¡Ay!

-Y sabes cómo soy, nunca dejé de pensar en ti. De verdad, desde que te vi con el agua lamiendo este cuerpecito, te quise.

-¡Vaya!

-¡Y después de hacerla mía, nunca más tuve otra!

-¿Nunca?

-Nunca he podido hacer nada con ninguna de ellas. Solo quería mi picarona.

Los dos se aman apasionadamente, bajo el agua caliente que corre por sus cuerpos. Afuera, doña Júlia podía escuchar susurros de placer junto a la puerta. (¡Qué traviesa!) Esperaba que su esposo no llegara temprano, estaba feliz de saber que su hija era feliz en los brazos del hombre que amaba, al que tenía como un hijo.

El pomo de la puerta giró y Júlia corrió hacia el dormitorio, cuando estaban a punto de salir. A los besos, envueltos en una bata se fueron al dormitorio.

-¡Esto fue una locura!

-Estaba loco por hacerlo desde ese día que dormí aquí, no sabes como pasaba mis noches, pensando en hacer lo que acabamos de hacer.

-Y ahora que has cumplido tu fantasía...

-No creas que no voy a crear otras. ¡Eres una delicia!

Le dio una nalgada.

-¡Ahí! Mejor nos vestimos. ¿Y sí mi mamá escuchó algo?

- Doña Júlia es la mejor suegra que un hombre puede tener y debe estar feliz de que su hija sea feliz en los brazos de quienes tanto la quieren. ¿Por qué no me amas?

-No te imaginas cuánto.

Los dos se besan y después de vestirse, se quedaron dormidos.

Don Hermes llegó borracho ese día y antes de que despertara Armando ya no estaba.

-¡Vaya, Mendoza! Fue una locura. -Dijo Armando mirando hacia la casa, mientras arrancaba el auto. - Imagínate que doña Júlia no es tan buena o llega su Hermes y nos pilla. Me mató, estoy seguro. Moriría feliz envuelto alrededor del cuerpo de esta mujer. Frágil y delicada, pero ¡qué diablos! Sabe hacerlo como nadie. Como una niña, pero se mueve como una mujer, ¡me vuelve loco! ¡Se arriesgó para hacer mi voluntad!

-¿Y ahora?-dijo, ya en su apartamento, quitándose la corbata y tirándose sobre la cama. Montéz vino a lamerlo - Es Montéz qué noche tuvo papá con mamá hoy. (guau, guau) Te deseo noches como esta. No puedo contarte todo, ah. Pero por mi cara se nota.

-Una pícara esta chica. Y ahora Mendoza. Ya la tenía como quería, era mejor de lo que imaginaba,. ¿Se acabó esta fijación?

En la casa de los Pinzón, cuando Betty se despierta y aún no ha abierto los ojos, sonríe acariciando la cama, pero cuando se da cuenta de que él no está, abre los ojos, lo busca y lo abraza.

-Se ha ido... -Betty está en la posición clásica cuando se siente insegura. Sentada en la cama, abrazando sus rodillas. -Claro, mi padre ya está en la casa, ¿por eso, no, que no lo atrapen?


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Daniel Valencia,  presidente de ECOMODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora