Capítulo 41

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Sonó el timbre en la casa de los Pinzón. Nicolás, que fue a abrir la puerta, se sorprendió.

-¡Buen día!

-Mendoza, pero ¿qué haces aquí?

-Bueno, siempre vengo a esta casa, ¿no?

-¿Vienes aquí entre semana, ahora vendrás incluso el fin de semana?

-Pero ¿cuáles son esos caminos, Nicolás? – Preguntó Hermes -Tú que te cuela aquí todos los días.

-¡Déjelo, don Hermes! ¡Estoy acostumbrado a la forma en que este tonto blando está acostumbrado! Nicolás, vine a invitarte a ir a algún lado.

-Mira Mendoza, cabezota, pensé que me gustaban las mujeres, pero ahora tengo mis dudas – dijo Nicolás, bromeando. -Sé que soy irresistible.

-¡Cállate, estómago andante! - dijo don Hermes

-¡Empiezo a arrepentirme! ¡Vamos a dar un paseo y enseñarte algunas cosas! –dijó Armando

-¿Como?

-Vamos, Nicolás, ¿no confías en mí?

Desde su habitación, Betty había escuchado la voz de Armando y fue a prepararse para verlo.

-Mamá, me pareció escuchar la voz de don Armando.

-Oh sí, que estuvo aquí.

-Eras tu?

-Sí, porque se fue.

-¿Se fue?¿Pero sin hablarme, sin verme?-dijo Betty, visiblemente decepcionada-Quiero decir...

-No hace falta que digas nada- dijo Julia sonriendo -Dijo que tenía que llevar a Nicolás a ver unas cositas, pero no te preocupes, volverá más tarde. –Doña Júlia sabe muy bien lo que siente su hija por Armando.

Mientras suben al auto, Nicolás está ansioso.

-¿Y adónde vamos? ¿En el club?

-Todavía no. ¡No en esas fachas! Primero iremos a lugares, luego tal vez algún día iremos al club.

Armando lleva a Nicolás a probarse ropa social y deportiva elegantes.

-¿Es este?

-¡No! ¡Deja de ser cursi, Nicolás! Yo elijó la ropa, ¿aí?

Armando también elige cinturón, zapatos y bufandas.

-¡Mira yo! ¡Mira yo! ¡Estoy listo!

-¡Todavía no, Nicolás! ¡Tenemos que arreglar este cabello!

-Y que pasa?

Armando lleva a Nicolás al salón, porque no quiere entrar para nada, sobre todo el peluquero.

- ¿Confías en mí o no?

-¡Ah no sé!

-Eres la imagen de Terramoda ahora, cuando no estoy presente, cuento contigo y no puedes presentarte como eras.

-Y esta cabeza, brillante, ¿ah? - Dijo tocándose la cabeza con el dedo. ¡Esto es lo que importa!

-En este mundo de los negocios, Nicolás, todos se guían por la apariencia, lamentablemente, antes de ver nada. ¡Lo haremos!

-¡Bien, bien! Pero prométeme que me enseñarás a cazar, ya sabes a lo que me refiero.

-Ay déjalo, Nicolás. Como dije más aquí – dice señalando el cerebro de Nicolás...

-Lo sé, cerebro brillante, esas cosas, ¡pero una vez en mi vida me gustarian que las muchachas me miraran y me vieran como ven a usted!

-¡No es así!

Daniel Valencia,  presidente de ECOMODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora