Capítulo 63

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    El desfile había comenzado y con tantos visitantes se hizo imposible que Armando y Betty estuvieran juntos, como era necesario, solo se seguían de lejos, bajo la supervisión de Don Hermes, Margarita tomó del brazo a su hijo para sentarse junto a él de un lado, mientras los dos ejecutivas se sentaban del otro, rodeándolo, lo que hizo sonreír a la anciana. Para ella podría representar que su hijo por fin iba por buen camino (para su visión, era mejor mujerengo que estar con Betty). Mientras eso, al ver Betty sola, Michel se acercó a ella y se sentó a su lado, lo que fomentó aún más la desconfianza. unos de otros, que se miraban con pasión y añoranza.

       Catalina estaba en el camerino para hablar con Hugo y también con las mujeres del cuartel. Había propuesto que nadie mejor que invitar al propio cuartel así como a otros empleados a desfilaren en el desfile. Al principio Hugo no quería aceptarlo para nada, pero Catalina sabía discutir como pocos, ahora bastó para convencer a las mujeres, quienes con muchas reservas aceptaron, Sandra también estaba invitada.

-¿Pero si me caigo y experimento la mayor vergüenza de mi vida?

-¡No va a suceder! – dijo Nicolás – Todo saldrá bien. -beso- Vas a ser una modelo maravillosa.

Los demás tampoco estaban tranquilos, por lo que era necesario que Betty también hablara con ellos. Con mucho encanto y coraje, a pesar de las provocaciones de Hugo, las muchacas hicieron el trabajo y emocionaron a todos, haciendo que ganasen muchos aplausos.

-Tienes razón Armando, el desfile fue muy emocionante. –dijó Gabriela.

-Ni siquiera parece que mujeres así hayan desfilado nunca. –dijó Alejandra.

-Entonces, ¿cree que está a la altura de sus expectativas, señorita? -preguntó Armando.

-Alejandra, puedes llamarme Alejandra. ¡Sí, no solo está a la altura, fue más de lo que esperaba! Y sí, haré negocios contigo en nombre de Zsing y también de las empresas que represento en Venezuela.

-¡Que bueno!

-¡Tenemos muchas razones para estirar la noche y celebrar, entonces! -Mario vitoreó.

Mário estaba aún más emocionado, miró a Sandra que pasaba y no podía creer que esa fuera su ex secretaria, no podía creer que no se había dado cuenta del potencial de esa mujer tan alta, que ahora hasta parecía una modelo. Y que parecía encantada con el grasiento amigo economista de Beatriz Pinzón.

-Paciencia, Mario, no puedes ganarlos a todos, ¡ahora tienes dos bellezas que cuidar esta noche! Bueno, uno, ¡porque el tigre no se resistirá a ayudarme con eso! –pensaba.

Michel había coordinado con los sirvientes cómo servir el cóctel para poder ver el desfile de modas con Betty y estar cerca de ella, pero ahora era el momento de volver al trabajo.

-¡Felicidades, Betty. Realmente, sorprendente todo!

-Gracias, Michel.

-Don Michel, tenemos una emergencia en la cocina.

-Lamentablemente, és mí trabajo. Espero que podamos vernos, mon chèrrie.

-Sí, hablamos más tarde. –cuando Michel se aleja –¡Ah, por fin se ha ido! ¡Muy babeante, como decía Armando. Hablando de babeantes, allá están con esos 90-60-90.

-¡Hola querida!

-¡Aura María! Felicidades desfilaron divinamente!

-¡Ay, nunca lo pensé! Incluso pienso en tomarlo en serio y tomar un curso de modelaje.

-¡Ojojo!

-¡Ay, a ver si encuentro a mi papito hermoso!

-¡No me digas que estas con el Dr. Caldeirón!

-No. Imagínate, ni más faltaba, ahira tengo un papito precioso. ¡Lo llamaré para presentarlo!

Aura María se alejó y Betty sonrió.

-Ahora, ¿dónde estás, Armando Mendoza? -preguntaba Betty para sí misma.

-¡De verdad, un desfile sorprendente! ¡Estáis innovando mucho por aquí!

-¡DR. VALENCIA!

-¡Sí, por supuesto querida! ¿Como lo pasaste?

-¡No deberías estar aquí!

-Falso, puedo y debo estar aquí, estoy tan interesado y accionista.

-Hay una orden...

-¿La orden de alejarme de usted? Bueno, solo para que sepan que la orden fue provisional y puedo estar aquí hoy, Beatriz! Creo que será un éxito de ventas.

-¡Mejor me voy!

-¡No tan pronto, querida, tenemos mucho de qué hablar!

-Creo que no tengo nada de qué hablar contigo.

- ¡Bien, Beatriz! ¡No te hagas el difícil de conseguir!

-No te atreverías a tratar de secuestrarme.

-Nunca intenté secuestrarte, querías ir conmigo.

-¡No es lo mismo!

-¡Sabes que puedo darte mucho más placer que Armandito y aún me pedirás más!

-¡Nunca! - dijo Betty.

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Daniel Valencia,  presidente de ECOMODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora