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-Una semana.

-¿No puedes reconsiderarlo?

-Solo puedo una semana, luego debo volver a mi vida. -No iba a ceder ante mi abuelo, debía dejar las cosas en claro antes de presentarle a mi bebe. Mi abuelo asintió por lo que estuve más seguro. – Bueno, ya que todo está aclarado. – Me puse de pie. – Voy a presentarte a alguien.

-¿Estas saliendo con alguien?

-No. Ahora vuelvo.

Salí de la habitación y vi a Shinichiro hablando por celular, busque a Kenjiro pero no estaba en ningún lado.

Sin dudarlo me acerque a él que estaba concentrado en su llamada y no me noto.

-Shin-nii

-Un momento Mikey. – Tapo el celular para que la persona con la que hablaba no me escuchara. – Takeomi sabe donde deje esas refac-

Sin esperar a que termine su llamada le quite el celular y corte.

-¿¡Qué demonios, Manjiro?!

-¿Dónde está Kenjiro? – Mi paciencia se iba acabando poco a poco.

-¿Quién? A cierto el niño, lo llevé al baño.

-¿Y?

-¿Y? Aun no vuelve. – Lo dijo tan tranquilo el hijo de...

Mi paciencia se fue a la mierda.

-¡¿CÓMO QUE AUN NO VUELVE?! – Explote. - ¡¿ANIMAL, NO SABES QUE A UN NIÑO NO SE LE DEJA SOLO?! – Lo agarre por el cuello de su polo y lo acerque a mi. – Por tu bien espero que nada le pase a mi bebe.

-¿T-tu bebe?

-¿Dónde está el baño? – Shinichiro me señaló el pasillo contrario de donde vine. Sin esperar fui corriendo.

No paso mucho para ver a mi pequeño.

-¡Kenjiro! – Mi pequeño al escucharme volteo a verme y vino corriendo a mi pero el estaba acompañado.

No puede ser.

-¡Mamá! – Mi pequeño estaba aferrado a mi.

Mi mirada estaba en el hombre delante de mi.

Ken-chin.

Lo vi de pies a cabeza, se veía tan atractivo, el, el, el maldito tótem había crecido aún más.

-Mikey. – Su voz me hizo temblar, agradecí tener a Kenjiro aferrado a mi porque si lo viera solo no sabría como reaccionar.

-Ke – Me detuve. ¿Podía seguirle diciendo Ken-chin? – Draken.

Nos quedamos en un silencio incomodo, mantenía su mirada fija en mi. Mi rostro se sentía caliente.

-Mamá, ¿Conoce a Draken-san? – Kenjiro volteo ligeramente su rostro para ver a Ken-chin.

-Es... -¿Cómo debía presentarlo? – Un amigo. – Kenjiro aun observaba a Ken-chin. – B-bueno, un gusto verte, nos tenemos que ir. - Cargue a mi pequeño y comencé a caminar pero Kenjiro se soltó.

-Mamá, espera. – Dijo para acercarse a Ken-chin. – Gracias por cuidarme, Draken-san. – Kenjiro le extendió la mano feliz.

Ken-chin le devolvió la sonrisa y estrecho la mano del pequeño. Al segundo de estrechar sus manos se soltaron precipitadamente, ambos tenían una expresión indescifrable.

Mierda, ¿Es esto el llamado de la sangre?

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¿Qué fue eso?

Segunda oportunidad (Drakey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora