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Al abrir los ojos con lo primero que me tope fue con el rostro angustiado de Kenjiro.

-¿Mamá? - Lloriqueo y por alguna razón me causo gracia verlo de esa manera.

Aun me sentía agotado, Ken-chin no me había dejado descansar en todos estos días. No iba a negar que me encantaba sentir sus caricias, sus besos y ser atacado por él, Ken-chin estaba concentrado en recuperar el tiempo perdido, pero ya no era un adolescente que podía hacerlo a cada rato.

Acaricié el rostro de mi bebe, el aún se veía preocupado así que atraje su pequeño cuerpo al mío, las manos de Kenjiro se aferraron a mí.

-Mamá no está enfermo, ¿Verdad? - Pobre mi bebe. - Es raro que mamá se quede dormido.

-Gatito, solo estoy cansado.

-¿De verdad? ¿Mamá no miente?

-No lo hago, tengo mucho trabajo.

-Entonces hoy ayudare a mamá. - Me reí bajito mientras el aroma a durazno que desprendía el cabello de mi bebe me embriagaba.

-Gracias gatito. - Dije para comenzar a llenar de besos el rostro de mi bebe, realmente estar con el tótem estaba cambiando nuestra rutina. - ¿Y Ken-chin?

-Papá está haciendo el desayuno.

-Qué bueno, entonces vamos a cambiarnos para ir al trabajo.

-¡Si! - Kenjiro como siempre lleno de energía se fue corriendo a su habitación no sin antes besar mi mejilla como buenos días.

Me estiré hasta desentumecer mi cuerpo y me fui a asear, cuando ya estaba vistiéndome mi celular sonó.

-¿Y ese milagro? - Me burle.

-Eso debería decirlo yo, nunca me respondes maldito enano.

-Le diré a mi gatito que te cobre por esa palabra.

-Eso no vale, él no me escucho.

-Si vale, yo le voy a contar. - Termine de abrochar mi camisa. - ¿Llamaste porque me extrañabas?

-Ya quisieras, llamo para hablar con mi gatito. - Busque en mis cajones un pantalón cómodo.

-Ahora lo llamo ¡Kenjiro! El idiota ¡De Ed te llama! - Pude escuchar el sonido de pasos acercándose apresurados, activé el altavoz.

-¡Maldito enano! - Bramo Baji. - ¡Mi oreja! ¡Lo hiciste a propósito!

-¡Papá! ¡No diga malas palabras! - Me mordí el labio para no reírme. - Va a poner dinero cuando vuelva a casa.

-Pero gatito, el enano me dijo idiota. - Baji se quejó. - ¡Y me grito! - Kenjiro volteo a verme, sus ojos me escrutaban por lo que decidí huir.

Ya fuera de la habitación respiré tranquilo, con algo de suerte me salí con la mía.

-¡Ken-chin tengo hambre! - Me senté en mi silla, el tótem me ignoro. - ¡Ken-chin! - Refunfuñe.

-Se dice buenos días. - Me respondió mientras me daba la espalda.

-Serán buenos cuando me des mi desayuno. - Refute y mi pareja por fin volteo con dos platos de huevos en mano, dejo uno delante mío y otro en el lugar de Kenjiro. - Por eso te quiero Ken-chin. - Dije para comenzar a devorar mi desayuno.

-¿Y Kenjiro?

-Hablando con Ed, lo llamo a mi celular.

-Ya veo. - Tire de su ropa. - ¿Qué pasa?

Segunda oportunidad (Drakey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora