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Advertencia: Horrible lemon, si no les gusta por favor esperar al siguiente capitulo.

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Frio, estire mi mano intentando buscar el cuerpo de Ken-chin para poder acurrucarme a su lado, tantee la cama aun con los ojos cerrados, pero no encontraba al tótem.

Asustado abrí los ojos, me encontraba solo en la habitación y el lado donde debería estar Ken-chin estaba completamente vacío.

Me senté en la cama, estaba limpio y con mi ropa de dormir intacta, no puede ser.

¿Un sueño?

Me aterro ese pensamiento, fui corriendo al baño y abrí mi camisa, mi cuerpo tenía muchas manchas rojas y otras que estaban adquiriendo un tono violeta, se me volvió el alma al cuerpo.

Ken-chin sigue conmigo.

Ya algo más relajado salí de la habitación, escuche ruidos en la cocina y me acerque, asome mi cabeza poco a poco y pude ver a Ken-chin concentrado frente a la estufa.

Ken-chin tenía su cabello amarrado en una coleta, no me cansaría de decir que ese color de cabello le hacía ver tan atractivo, llevaba puesto su buzo de dormir y una camiseta sin mangas lo que me permitía tener una exquisita vista de sus bien trabajados brazos.

Sigilosamente me fui acercando a él, estaba tan concentrado que no noto mi presencia, deslice mis manos por su cintura y apegue mi rostro a la ancha espalda del alto, aspire profundamente llenando mis pulmones de su aroma, Ken-chin huele tan bien.

-Despertaste. - Susurro mientras acariciaba mis manos que estaban unidas en su cintura.

-¿Cómo no iba a hacerlo? - Bufe. - Me dejaste solo. - A pesar de que deseaba mantener la compostura, lo que dije sonó claramente a un reclamo.

-Pensé que tendrías hambre, anoche no cenaste.

-Si lo hice, me comí a mi Ken-chin. - El cuerpo del alto se puso rígido y apago la estufa. - ¿Qué pasa?

-Mikey. - Se volteo, estábamos frente a frente. - No me... ¿Por qué tienes el pecho descubierto? - Sonreí coqueto, me olvidé por completo de acomodar mi ropa.

-¿Por qué no? Estamos solos.

¿Me sorprendió qué Ken-chin me alzara por los muslos y me sentara en la cubierta? Para nada, yo sé lo que obtendré si provoco a mi pareja.

El más delicioso de los placeres.

Ken-chin se posiciono entre mis piernas, su enorme cuerpo cubría por completo el mío y esa diferencia de altura me calentaba.

-Que conste que tú lo buscaste. - Sus manos frías hicieron contacto con mi piel.

-Menos charla y más acci-

El alto atrapo mis labios en un rudo beso, el amor quedo de lado, en este momento no quería palabras dulces ni suaves caricias, lo que mi cuerpo pedía a gritos era ser nuevamente devorado por este hombre.

Con mis brazos rodee la amplia espalda de Ken-chin, clave mis uñas en sus bien marcados músculos lo que hizo que mi pareja soltara un ronco gemido.

Todo en él es perfecto.

-¿Tendré que hacer todo el trabajo? - Me burle, sus manos no se habían movido.

Deseaba continuar con las burlas, pero Ken-chin me callo besando mis labios, al comienzo el beso fue suave, nuestros alientos se mesclaban. Las manos del alto que habían estado quietas cobraron vida, apretaron con fuerza mi cadera para luego alzarme levemente y apegar mi trasero a su ingle.

Segunda oportunidad (Drakey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora