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¿Quién es el más fuerte de los Sano? Muchos piensan que Mikey, mejor conocido como el invencible Mikey quien no ha perdido ninguna pelea; otros creen que Shinichiro, el fundador de los famosos Black Dragons, los que pudieron conquistar todo Tokyo; luego esta Izana, el actual comandante de los Black Dragons que cumplió el sueño de Shinichiro de conquistar todo Japon, que a pesar de no llevar el apellido "Sano" era considerado uno y por último estaba Emma, la menor de todos los hermanos y por la que nadie apostaría, pero yo no pensaba de la misma manera.

Emma Sano, la menor, la consentida de los tres mayores, la que podía pedir algo y ellos se lo cumplirían, no importaba que tan horrible fuera su petición, Izana y Mikey lo cumplirían...

¿Cómo los demás no podían notarlo? Es verdad que Mikey e Izana son más fuertes físicamente pero mentalmente no lo son, son fáciles de manipular y eso es algo de lo que Emma siempre fue consciente.

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-Es una cicatriz increíble. - Me sorprendí de que alguien me hablara, desde que llegué solo recibía muecas incomodas de los adultos y burlas de los otros niños. - ¿Qué estás haciendo? - Un raro chico se acercó a mí.

-Una tumba para mi mamá y papá. Murieron en un accidente. - A pesar de lo que dije el chico seguía sonriendo, su rostro no mostraba la misma incomodidad de los adultos.

-Entonces, ¿Esa cicatriz es de ese accidente? - ¿Cómo podía seguir sonriendo? Le di la espalda y continue dándole forma a la tumba de mis padres.

-Déjame solo, vas a ser molestado si hablas conmigo. - El tipo no respondió, pensé que se había ido hasta que la arena se dispersó, ese sujeto pateo la tumba.

-¡¿Que estás haciendo?! - Intenté juntar la arena, pero sentí como era jalado de mi camiseta hasta estar cerca al rostro del moreno.

-Olvídate de la gente que ha muerto. - Se me helo la sangre. - Ya no están aquí para protegerte y tu no vales nada. - Mis ojos se aguaron, eso ya lo sabía. - Es por eso que nadie te protegerá, ¿Entendido? - Esos ojos sin vida me aterraron. - Así que yo te daré un motivo para vivir. - ¿Qué? - A partir de hoy, yo soy el rey... y tú eres mi sirviente. - Su mano ascendió hasta tocar mi mejilla, su mirada cambio por completo. - Sigue viviendo como mi sirviente. - Las lágrimas comenzaron a correr.

En esos días solo pensaba en como morir e Izana... me dio un motivo para vivir, a pesar de estar siendo amenazado por él, ya no me sentía solo, le pertenecía a mi rey.

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Vi a Izana despedirse de un sujeto de cabello negro, su rostro era irreconocible, ¿Por qué se veía tan feliz? ¿Por qué tenía un rubor en sus mejillas? Aprete con fuerza mi ropa mientras continuaba espiando, esa mirada nunca me la dedico a mí.

Me quedé en mi escondite hasta estar seguro de que Izana estaba solo y salí.

-¡Izana! - El moreno volteo a verme, en su rostro persistía esa tonta sonrisa que puso al despedirse de ese sujeto.

-Kakuchou, adivina... - Pase saliva con dificultad, tenía miedo de lo que diría. - ¡Tengo un hermano mayor! - ¿Qué? Me imagine miles de escenarios, pero este no estaba entre ellos. - ¡Oye! ¿No dirás nada? - Jalo mi mejilla con fuerza.

-¿C-cómo que hermano?

-¡Si! Ese chico que se acaba de ir es mi hermano mayor, se llama Sano Shinichiro, Emma le hablo de mí. - Izana estaba feliz. - Dijo que lamenta el demorar en encontrarme, pero que aun así quería conocerme.

Mis inseguridades se fueron, más que por saber que era su hermano fue por ver la ilusión en la mirada de Izana, tan lleno de vida y esperanzas, al moreno nadie le podía preguntar de su familia porque terminaba siendo golpeado en el mejor de los casos.

Segunda oportunidad (Drakey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora