Extra 4

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-Lamento la intromisión, Ryoko-san.

-¿Qué dices enano? - Regañe. - Deja las formalidades y vamos adentro que quiero sentarme.

-Ha pasado tiempo, Manjiro. - Vi extrañado a mi madre por la falsa sonrisa que puso. - Por favor pasa.

-Si. - Ya sin soportar la inseguridad del enano lo tomé de la cintura y lo hice entrar. - ¡Oye, Ed!

-Te dijo que entres, obedece. - Lo cargue con todo y su maleta hasta dejarlo en el sofa. - Ahora des-

-Keisuke. - La mayor interrumpió mientras ponía su mano sobre mi hombro. - Ven, tenemos que hablar. - Sentí como un escalofrió recorrió todo mi cuerpo ¿Hice algo malo? Bueno, tal vez era porque no le consulte sobre traer a Mikey, pero no tenía tiempo y corría el riesgo de que el enano se escapara. - Manjiro ahora volvemos.

-No se preocupe. - El enano agacho su cabeza apenado, no me gusto, este no es el Mikey que recordaba.

-Tranquilo. - Susurre. - Ahora vuelvo. - Dije para seguir a mi madre a su habitación. - Mamá, yo-

-¡Maldito idiota! - Su grito me tomo por sorpresa, pero no como la patada que me dio.

-¡Duele! - Gruñí en el suelo mientras acariciaba la zona afectada, maldición hace años que no me golpea.

-¡Es lo mínimo que te mereces! ¡No recuerdo haberte criado así! - Volvió a alzar su pierna y retrocedí con rapidez evitando el siguiente golpe.

-¡¿Qué estás diciendo, vieja?!

-¡¿Cómo pudiste engañar a Chifuyu?! ¡Si no habías superado a Manjiro debiste dejar a Chifuyu!

-¡¿Ah?! ¡YO NUNCA ENGAÑARIA A CHIFUYU! - Me puse de pie.

-¡¿Entonces porque Manjiro esta embarazado?!

- ¡Yo no lo embarace! ¡Lo acabo de encontrar mientras volvía del trabajo! - Su gesto se suavizo. - ¡Estaba en el parque! ¡Se veía mal así que lo seguí y está viviendo en un lugar horrible! ¡No podía dejarlo! - Mi mamá me veía incrédula. - Debí escribirte, pero no lo pensé mucho y lo traje, no podía dejar a Mikey solo.

-Entonces, tu no... - La mire ofendido.

-Como tú dices, no me criaste así. - Solté mordaz. - Y ahora. - Enmudecí, habíamos estado gritando.

Me apresure a la sala y como era de esperarse, Mikey se fue.

Mierda.

Ignoré los gritos de mi mamá llamándome y salí a buscarlo, maldita sea Mikey.

Lo bueno de que el enano estuviera embarazado fue que no camino mucho, al verlo a lo lejos apresure el paso.

-¡Mikey, te dije que esperaras!

-¡Suéltame, Ed! - Nuevamente volvimos al forcejeo.

-¡No! - Lo sujete por los hombros. - Ya te dije que no te dejare.

-Baji. - Se soltó. - Agradezco que estes preocupado, pero no quiero causarte problemas con Ryoko-san.

-Ella no tiene problema con que te quedes. - No era mentira, pero tampoco verdad, no me dio tiempo a preguntarle. - Volvamos.

-¡No mientas! - Se sujeto el vientre y me asuste. - ¡Bájame!

-¿Estás loco? Te está doliendo, ¿Verdad? Debemos ir a un médico.

-Baji por favor. - Lo mire con el ceño fruncido, no iba a ceder.

-Mikey, lo que escuchaste fue un malentendido, si hubieras escuchado toda la pelea lo sabrías. Ahora deja de negarte y vamos a buscar un médico.

Segunda oportunidad (Drakey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora