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Al poco tiempo de que Izana saliera a buscar el botiquín Kenjiro apareció por la puerta, en esta ocasión no lloraba, se veía furioso, se puso delante de Ken-chin y de mí, los vendajes de la mano del rubio ya estaban completamente rojas por la sangre.

-¿Qué le hicieron a Draken-san? - Kenjiro se dio la vuelta y encaro al abuelo y Shinichiro, los mayores a pesar de que se enfrentaban a un niño se pusieron rígidos. - ¡¿Ustedes le hicieron eso?! - A pesar de su corta estatura Kenjiro no dudo en abalanzarse, me estire, lo atrape en el aire y con mi mano tape su boca antes de que dijera algo indebido.

-Cálmate. - Susurre en su oreja, pero Kenjiro no cedía y continuaba retorciéndose, intentando liberarse de mi agarre. Los presentes estaban boquiabiertos. - Ya te dije que preguntes primero y luego actúas. - Le reprendí, Kenjiro no me escuchaba.

-Oye, oye. - Ken-chin lo llamo y agarro con su mano sana el mentón de mi pequeño para que solo lo viera a él. - Esto me lo hice yo solo. - Kenjiro abrió grande sus ojos y se tranquilizó.

Lo solté poco a poco.

-¿De verdad? - Los ojos de Kenjiro estaban cristalizados, pero no dejo salir ninguna lagrima, con sus pequeñas manos sostuvo delicadamente la mano herida. - Draken-san, por favor no me mienta.

-Nunca lo haría. - Susurro para alzarlo, Kenjiro se aferró a él y oculto su rostro en el cuello de Ken-chin. - Si, ya nos vamos. - Dijo para darle suaves palmadas en la espalda de mi bebe.

-¿Qué dijo? - ¿A dónde nos íbamos a ir?

-Kenjiro ya no quiere estar acá.

Izana apareció con el botiquín.

-No deberías hacer fuerza con esa mano. - Se acerco. - Kenjiro, sería mejor que lo soltaras.

-¡No quiero! - Movió precipitadamente su cabeza, mientras se aferraba con más fuerza a Ken-chin. -¡No-

-¡Kenjiro! - El pequeño cuerpo tembló, hace mucho no le gritaba. - ¡Suéltalo! - Ken-chin me reto con la mirada.

-Me van a curar, pequeño, solo un momento. - Su voz era dulce pero la mirada que me daba era completamente diferente.

Kenjiro soltó a Ken-chin, aún estando cabizbajo extendió los brazos en mi dirección.

-Arreglen sus cosas. - Dejo un beso en el cabello del menor. - Vamos a ir a mi casa.

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-Draken-san ¿Le duele mucho? - Al estar por fin solos Kenjiro no se contuvo de llorar.

-Ya no. - Ken-chin acaricio la mejilla de mi bebe y limpio delicadamente los restos de lágrimas de los ojos de Kenjiro. - ¿Tu estas mejor?

-¡Sí! – Dio un pequeño salto y abrazo a Ken-chin por el cuello.

-Kenjiro. - Susurre, Ken-chin seguía lastimado.

-Perdón, Draken-san.

-Mikey ya para. - Ken-chin ni me miraba, su atención solo era para el pequeño. - Estoy bien, es solo la mano. Ven acá. - Lo sentó en sus piernas y comenzó a mimarlo. - ¿Quieres hacer algo? Mi casa no es tan grande como la de Mikey pero podemos ir a cualquier lugar que quieras, ¿Quieres ir a patinar?

Mierda.

-Papá se llevó los patines. - La expresión de Ken-chin me dolió. - ¿Draken-san?

Suspire.

-¿Puedo usar la cocina? - Era mejor interrumpir.

-No es necesario, podemos pedir comida.

Segunda oportunidad (Drakey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora