Estaba haciendo mi trabajo de Pociones mientras que George estaba sentado a mi lado con su cabeza encima de una torre de libros y mirándome. Llevaba como 20 minutos mirándome fijamente. Aparte su cara empujando su cabeza con mi mano y reí cuando casi no se cae de la silla
Deja de mirarme -le dije tratando de no ponerme nerviosa-
¿Te falta mucho? Quiero que mi hermosa novia me de mis mimos -dijo George y levanté mi cabeza para verle-
Si mi novio me ayudara con el trabajo terminaría antes -le dije indirecta pero directamente-
Tu eres la inteligente -dijo él con una sonrisa divertida. Se le da bien escaquearse de las cosas. Después de un rato terminé el trabajo y empecé a colocar los libros en la estantería. Reí cuando él me cargo en brazos como un saco de papas y salió corriendo. No podía parar de reír llevándome casi todas las miradas de los demás. Chillé cuando casi no resbala pero fue rápido y consiguió mantenerse en pie. Sonreí al ver a mi padre parado en la puerta de su clase mirándonos con una sonrisa-
Georgie, para un segundo -le dije controlando mi risa. Él frenó haciendo un ruido de unicornio haciendo que vuelva a reír. Él se acercó a nosotros y le
sonreí- hola, papá. Me tiene secuestrada
Hola, señor Black -dijo George aún de espaldas a él-
Nos vemos luego, papá. Te quiero y mandale saludos a Rem -dije. George siguió corriendo y luego me tumbó en el césped de fuera-
Hola -dijo con una sonrisa coqueta sentándose a mi lado-
Hola -dije sonriendo igual que él y sentándome-
¿Nos vamos a besar ya o...? -dijo él dejando la frase en el aire y juntando sus labios con los míos. Nos pasamos besandonos como 15 minutos-
Hey, George. ¿Cuándo vamos a...? -dijo Fred llegando. Hizo una sonrisa traviesa al vernos- siento interrumpir vuestro intercambio de babas pero George y yo estamos planeando algo
Es verdad. Se me había olvidado -dijo George. Volvió a besarme y se puso al lado de su gemelo- nos vemos luego en el comedor
Intenta no perderte en los pasillos -dijo Fred. Siempre lo dice ya que así es como nos conocimos-
No hagan daño a nadie -dije. Nos miramos y nos reímos. Ellos se fueron ente risas y empujones y yo me quedé mirando a las dos farolas pelirrojas irse-