Estaba ayudando a mi madre con un paciente al que ya conocía. A veces iba a su sala como esta vez
¿Necesitas algo, Isaac? -le pregunté mientras pasaba un paño por su frente. Tenía mitad de la cara quemada y estaba más dormido que despierto-
¿Te puedes quedar conmigo? -preguntó él. Hice una mueca pero luego asentí y me senté a su lado. Él apoyó su cabeza en mi pecho y yo acaricie su pelo-
Te pondrás mejor, ¿si? No dejaré que te pase nada. Ni Scott. Ni Derek. Nadie -le susurre mientras Isaac cerraba los ojos. Besé sus rulitos y esperé a que se durmiera. Más tarde me levanté lentamente y me fui abajo con mi Melissa-
Hola, cariño -me sonrió ella- ¿dónde estabas-
Hola, mamá. Isaac está mejor. Mañana volveré. ¿Dónde está Scott? -le pregunté después de besar su mejilla-
Detrás tuyo, hermanita -sonrió Scott- ¿vamos ya a casa?
¿Me llevas? -le dije como una niña de dos años. Él rió y me cargó en brazos. Al par de minutos ya estábamos en casa-