Estábamos en la torre de astronomía leyendo. Estaba sentada entre sus piernas, él abrazaba mi cadera con sus brazos y yo mantenía el libro y leía en alto para los dos. Al cabo de dos horas, terminamos hablando y después de otro rato nos tumbamos a ver las estrellas, él señalaba y decía los nombres de las constelaciones y yo le escuchaba hasta que me dormí.