Abrí un poco los ojos y casi no grito del susto al verle sentado en una silla a oscuras mirándome
Cardan Greenbriar -susurre tratando de volver a respirar con normalidad- casi no te mato ahora mismo. ¿Qué haces acechandome tan tarde?
Tuve una pesadilla y no sabía si despertarte o no -me dijo. Si, aveces es adorable-
Ven aquí, Cardan -susurre dejándolo un hueco en mi cama. Él sonrió y se acostó a mi lado aún sonriendo. Empecé a acariciar su pelo y aún así sentía su mirada- ¿quieres contarme algo?
Creo que si. La pesadilla fue contigo -me susurró. Abrí los ojos y le miré aún acariciando su pelo- soñé que morías en mis brazos y no podía hacer nada
Cardan, cariño, no pasa nada. Tranquilo, estoy aquí contigo -le susurre. Apoyé su cabeza en mi pecho y empecé a susurrarle cosas bonitas para que se durmiera. Al par de horas yo también me dormí. A la mañana siguiente sonreí al notar sus besos en mi cuello y le miré- me alegro que estés de buen humor hoy
Estoy de buen humor todos los días -replicó él. Paso de discutir por eso-
Lo que diga mi rey -me burle y le besé. Nos pegamos un buen rato besandonos y dándonos mimos hasta que me dio hambre- ¿podemos ir a comer? Ya me dio hambre
Cómo mi reina diga -repitió él. Me cargó en brazos haciéndome reír y bajó conmigo por las escaleras hasta llegar a la mesa donde se sentó conmigo en sus piernas y empezaron a traernos el desayuno-
¿Quieres? -le pregunté con una uva en la mano. Él asintió y le puse la fruta en la boca para luego seguir comiendo. Nos estábamos riendo mientras yo colocaba su corona de lado y seguíamos hablando hasta que aparece uno de los sirvientes-
Siento interrumpiros, majestades. Mi rey, le necesitan en una de las salas -dijo ella después de una reverencia-
Enseguida voy -le dijo Cardan. Ella asintió y se fue-
Bueno, tienes asuntos que aclarar y yo también -le dije levantandome. Le besé para quitar la mueca de su cara y le sonreí- nos vemos en un rato
Esta bien -dijo él. Volví a besarle y sonrió un poco más para luego marcharme-