Aunque no me gustan estas fiestas me gusta pasar tiempo con Edmund así que aquí estoy. Soportando las conversaciones aburridas y los corsés apretados
Edmund y yo teníamos las manos entrelazadas mientras que él hablaba con no se quien y yo estaba en mi mundo comiéndome un brownie de chocolate. Volví a escucharles cuando las personas que estaban frente a nosotros dos me miraron
¿Cuando tienen pensado la boda? -dijo uno de los señores haciendo que escupa el bizcocho en una servilleta ya que casi no me ahogo. Edmund me miraba con una sonrisa divertida y de repente todo el mundo nos miraba-
Ehm, no lo se -les dije nerviosa. Ed, cariño, sálvame de esta-
Me encantaría seguir hablando con vosotros pero tenemos que hacer una cosa -dijo Edmund sonriendo falsamente. Tiró de mi mano y salimos del gran salón-
¡Gracias! -dije y rió-
Tú también me has salvado de cosas así. Te lo debía -me dijo-
Me encanta verte tan feliz pero, ¿me ayudas a quitarme el corsé? Es que no puedo ni comer -me quejé como una niña de dos años-
Ven aquí, anda -rió él. Entramos a nuestros aposentos y Edmund quitó delicadamente los 5372818 nudos que tenía el corsé. Suspire aliviada al notar como podía volver a respirar y le sonreí-
Mucho mejor. Gracias -le sonreí. Me alisé el vestido y me miré en el espejo para ponerme la tiara. Al girarme sonreí negando con la cabeza con incredulidad-
Melissa Crawn, ¿te casarías conmigo? -dijo Edmund con un anillo en la mano. No me lo tenía ni que pensar-
Claro que si, Edmund -dije, puso el anillo en mi dedo y le besé. Nos pegamos como 5 minutos besandonos- te quiero
Y yo a ti -dijo juntando su frente con la mía-