Entré a su habitación en mitad de la noche y tape su boca. Él abrió los ojos rápidamente y se relajó al verme. Quité la mano de su boca y le hice un gesto para que guardará silencio, él asintió extrañado y se levantó. Me siguió hasta habitación de su hermano pero le pare
Quédate aquí y no hagas ruido. Después te explico -le susurre-
Vale -me susurró. Besé su mejilla y entré a la habitación de Regulus. Me senté a su lado y le sonreí con cariño-
¿Diana? ¿Qué haces aquí? -murmuró medio dormido. Normal, son las tantas de la madrugada y yo aquí asaltando su casa-
Reggie, ven, ahora te cuento que hago aquí pero necesito que te levantes -le susurre acariciando su pelo-
Vale, vamos -me susurró. Le di la mano y salimos de la habitación- ¿que hace él aquí?
No es momento de discutir. Vengan los dos, ya -les susurre. Salieron los dos por la ventana que les estaba señalando y cuando un guardia me vio le hice el corte de manga y me fui por la ventana -¡corran!
¿Qué? -dijo Sirius. Tiré de sus manos y salí corriendo junto a ellos. A los dos kilómetros me pare y descansamos un poco-
¿Por qué corremos? -me preguntó Regulus. Momento de contárselo-
Planee un plan con los chicos. James nos deja quedarnos en su casa. Es que no me gusta que os quedéis los dos solos en esa casa de locos -les dije empezando a caminar a la casa Potter-
Gracias -murmuró Sirius. Me giré y les vi a los dos parados-
No seáis tontos. No soporto que estés allí. Vengan, la señora Potter nos prepara el desayuno -les dije-
El primero que llegue se gana la tortita más grande -gritó Sirius y se fue corriendo haciéndonos reír-
Vamos, Reggie. Convencí a los chicos para que nos dejaran dormir juntos -le dije-
Gracias por esta oportunidad, Diana -me sonrió-
No es nada. Ahora, quiero mi tortita -le susurre haciéndonos reír. Le besé y luego salimos corriendo hacia la casa Potter siendo recibidos con una deliciosa bienvenida-