Luke Howland

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Me senté en el frío césped frente a su lápida y me lo quedé mirando como pude ya que eran las 2:27 de la madrugada y yo estaba allí en un cementerio justo para una película de terror
H-hola, Luke -le dije. No pude ni ir a su funeral, estaba en el hospital por intento de suicidio- siento no haber venido antes... pero estoy aquí... sé que lo más valiente no fue intentar quitarme la vida pero es que no puedo imaginarme una vida en la que tú no estés. Esto va a sonar muy materialista, pero es que esta noche, igual que muchas, me he sentido muy sola sin que nosotros dos estuviéramos en el Boulevard hablando y escuchando música. Te extraño, Luke. Creo que te extraño tanto que lo único que quería al saber lo de tu noticia era querer romper la barrera que nos separaba y pasar, ya sabes, a la muerte contigo... Por mucho que quiera llorar ta no puedo, no tengo ganas de seguir con todo esto pero, como dejaste en la primera hoja del libro que me regalaste... voy a cumplir todos esos deseos que tenías antes de morir. Ya he tachado lo de ir a un concierto y cantar las canciones a todo pulmón, me compré esa tarta asquerosa y después de una larga noche me la pude terminar. No he podido hacer más y lo lamento y lamento más no haber venido a tu funeral pero es que estaba en esa estúpida camilla de hospital por una estupidez que hice. Y aquí estoy, tengo 20, estoy en un cementerio a las 3 de la mañana hablándole a un cacho de piedra. Imagino que su tu estuvieses aquí te estarías riendo de mi, y lo entiendo, por eso estoy aquí. Me creo hippie y creo que quiero sentir tú espíritu por aquí, trataré de pasarme por aquí lo más posible -dije hacía la nada. Cerré los ojos y por un momento pude oler el olor a su cigarro invadir mis fosas nasales y su risa ronca al ver mi cara de asco.  Abrí los ojos y con estos cristalizados me levanté- hasta siempre, Camila

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