Él estaba con su cara seria acostado en el sillón frente a mi. Yo estaba delate de él sentada como un indio con sus pies en mis piernas mientras que le miraba con una duda existencial
¿Alguna vez sonríes? -le pregunté rompiendo el silencio. Él abrió los ojos y me miró aún con sus manos detrás de la cabeza-
Alguna vez -afirmó él volviendo a cerrar los ojos. Me tiré encima de él y me senté en su regazo para luego pinchar su mejilla- ¿que haces?
Quiero verte sonreír -le dije aún pinchando su mejilla-
¿Por qué? -me preguntó sujetando mi muñeca con cuidado y quitando mi mano de su cara-
Siento curiosidad -le dije encogiendome de hombros. Hice y dije cualquier cosa para ver si conseguía hacerle sonreír o reír pero no funcionó hasta que se me ocurrió una idea. Le besé y justo cuando nos separamos vi su sonrisa- tienes una sonrisa preciosa
¿Por qué has hecho eso? -dijo Alec. No estaba enfadado-
Te dije que quería verte sonreír y ya te vi -le dije sonriendo-
Hazlo de nuevo -me pidió él. Reí y volví a besarle-