Sonreí al verlo aún despierto y me giré del todo para verle con ojos de cachorrito
¿Qué quieres ahora, niña? -dijo Derek con una diminuta sonrisa-
Tengo hambre. ¿Puedes ir a la máquina expendedora al por algo? -le dije haciendo un pucherito. Él suspiró y quitó su brazo de mi cintura para sentarse en el borde de la cama y ponerse los zapatos- ¡gracias! Te amo
Ajá -murmuró medio irónico. Se levantó y fue hacia la puerta del hostal donde nos quedábamos para al par de minutos verlo entrar, cerrar la puerta y dejar un puñado de paquetes de comida en mi regazo para después volver a acostarse de lado-
Muchas gracias, cariño -murmure. Me estiré hacia él y besé su mejilla para empezar a comer mientras acariciaba el pelo de Derek. Al cabo de un rato me volví a acostar hacia el otro lado para empezar a dormir hasta que noto como me abraza. Sonreí y me abracé más a él- Buenas noches, gruñón
Buenas noches, niña -murmuró él-