Con eso de que no me habían visto en todo el año, mis padres se vuelcan conmigo durante las semanas que paso en casa.
Para empezar, nada más volver me dan los regalos atrasados de Navidad (¡un discman y una flamante consola de videojuegos! ¡Síii! ¡Los pura sangre no saben lo que se pierden!).
Luego me llevan de excursión a un sitio diferente cada fin de semana (este año me perderé el viaje a Mallorca, pero Bath y Portsmouth tampoco están mal); vamos juntos al cine para varios grandes estrenos a mi antojo; me llevan a mi restaurante favorito hasta en tres ocasiones, y mi madre no deja de estrujarme cada vez que me ve por el pasillo de casa. Eso de que tu hijo esté "casi muerto" por razones que parecen sacadas de una leyenda griega debe de afectar mucho. Mi padre lo calla mejor, pero percibo el alivio en sus ojos. Lo reconozco: soy un niño mimado.
Las mañanas que ellos trabajan (soy de buena familia, y tal, pero no ociosa) las paso entre ver reposiciones del Equipo A y otras series de las que no me canso (bueno, un poco sí), practicar con la guitarra y jugar a la consola. También dejo un par de horas al día para repasar, y si no hay nada que hacer por la tarde, estudio un poco más. Pero eso no suele ocurrir, por las razones antes expuestas, así que antes de que me dé cuenta es 1 de agosto, y mis padres me llevan al Caldero Chorreante un mes antes de lo habitual para dejarme con Ernie y sus padres.
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¡Hufflepuff Existe!
FanfictionJustin, asúmelo: Estás atrapado en Hufflepuff con toda su fauna y flora. Lo peor que te puede pasar es que te mueras de aburrimiento. Y lo mejor... siempre termina cuando uno menos se lo espera. Pero siempre habrá un amigo cerca para recoger tus ped...