Lunáticas, sirenas y tríos de conveniencia

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Para ser el último de clase, el viernes no es un gran día que digamos. El sádico de Snape nos pone un examen de antídotos y nuevos deberes se van acumulando a los que ya llevamos. Como buenos Hufflepuff, seguimos dedicando todas las horas libres a adelantar tareas para que las vacaciones hagan honor a su nombre.

En los descansos, sin embargo, ya se empieza a notar el buen humor navideño. Quizá haya sido un apaño chapucero y desesperado el juntarnos por parejas (¡o tríos!) entre los amigos, pero salta a la vista que todos estamos bastante contentos. Hannah no deja de sonreír y (¡increíble!) ya no muestra ningún signo de agobio con la pila de tareas.

Por su parte, Zacharías apenas ha hecho dos mohínes a la hora de comer, y se ha reído con ganas cuando hemos visto a Ron Weasley pedirle torpemente a Fleur Delacour que sea su pareja para el baile, antes de salir escopetado escaleras arriba, probablemente aterrado por su propia osadía.

La engreída francesa andaba claramente ligando con nuestro prefecto, y la súbita intrusión del Gryffindor la ha dejado sin palabras, mirándolo con estupor incrédulo, mientras que a Cedric le ha dado la excusa perfecta para librarse de ella educadamente. Sorprendido al verme a lo lejos, ha girado la cabeza con brusquedad antes de regresar a la sala común.

Pero estoy de buen humor y estas cosas ya no me afectan.

Tanto.

"¿Te vienes conmigo, Justin?"

"No, estoy cansado de la biblioteca por hoy, creo que prefiero-"

Súbitamente me doy cuenta de que no es Zacharías el que ha hablado, sino Luna Lovegood, quien me está mirando fijamente con esos ojos en los que cabe toda Escocia.

"Hace una noche tan buena que Hagrid me ha propuesto sacar a pasear a los escregutos bajo la luna. Me ha dicho que me traiga a alguien más, para controlarlos mejor. Y a ti te veo cara de necesitar un paseo."

Zacharías me mira con los ojos bizcos, pero yo contengo la risa y niego con la cabeza.

"Tienes razón. No me vendría mal," y a Smith: "Nos vemos luego, ¿vale? Por favor, si ves alguna escena como la de antes, luego me la cuentas."

"No lo dudes, estamos ya en los días desesperados. Te apuesto lo que quieras a que por lo menos me tropiezo con cinco gilimemos como Weasley," se ríe, se despide con la mano y se va. Imagino que ya se le ha olvidado que anoche él llegó a suplicar para no quedarse desparejado.

De camino a la cabaña de Hagrid, Luna me sigue observando.

"Estos días se te veía un poco triste, pero hoy te vuelve a brillar la cara. ¿Es por el baile?"

"Puede. Pero también me gusta estar de vacaciones."

"A mí me habría gustado ir al baile."

"¿Y por qué no vas?"

"Porque soy menor y no tengo pareja."

"Oh."

En ese momento, lamento tenerla.

"¿Tú vas con alguien?" me pregunta, soñadora. Aunque como ése es su estado natural tampoco noto un gran cambio. El brillo en sus ojos, sin embargo, sí lo es.

No conozco mucho a Luna, pero no me pasa nunca desapercibida por los pasillos y el comedor. Siempre, siempre nos saludamos. Eso, claro está, cuando ella se da cuenta de que estoy allí.

Lo cierto es que nunca me ha atraído ninguna chica. Hannah y Susan despiertan en mí mucho cariño, y sobre todo, confianza. Luna, por otra parte, me produce curiosidad.

¡Hufflepuff Existe!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora