Justin, asúmelo: Estás atrapado en Hufflepuff con toda su fauna y flora. Lo peor que te puede pasar es que te mueras de aburrimiento. Y lo mejor... siempre termina cuando uno menos se lo espera. Pero siempre habrá un amigo cerca para recoger tus ped...
Los desayunos en el campamento me recuerdan al gran comedor de Hogwarts solo que en pequeñito y con las dos largas mesas llenas de Hufflepuffs nada más. Lo bueno de los internados es que los niños nos acostumbramos desde pequeños a dormir fuera de casa y lejos de nuestros padres, por lo que nadie ha extrañado su cama.
Hay un revuelo sosegado pero alegre entre los pequeños, porque hoy sábado es nuestro primer día de excursión y ¡en barco! Es uno de estos barcos muggles que hacen un recorrido por todo el lago y donde un guía te va explicando qué ves en cada momento, pero Madam Sprout ha puesto un hechizo de insonorización al guía en nuestro sector, para poder explicarnos ella anécdotas más interesantes sobre cada tramo del camino. Los muggles no son conscientes, como de costumbre, de la gran cantidad de refugios y fauna mágicos que hay por los alrededores.
De lo que sí van a ser conscientes es de la presencia del Comando-H en la zona, porque con esas gorritas y camisetas muggle color amarillo canario Hufflepuff que tenemos que llevar por si nos perdemos, nos van a localizar desde Groenlandia. Pero yo paso de la vergüenza, porque estoy muy agustito con la brisa húmeda en la cara y contemplando los destellos del sol sobre el agua.
La travesía es preciosa. Recorremos el lago a lo largo de la orilla hasta Fort Augustus. Allí, tras una pausa para comer, hacemos todas las visitas obligadas en la zona, y regresamos por la tarde a tiempo para la cena.
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Al día siguiente, el primer domingo, hacemos un recorrido similar pero hacia el otro extremo, Inverness, y pasamos allí el día recorriendo calles y comprando recuerdos.
Para que nadie se quede extraviado, formamos grupos muy compactos. Como aun así se nos pierden cuatro chavales, toca pringar con operación de rastreo. ¡Benditas camisetas Hufflepuff! Finalmente los encontramos comiendo helado gratis, los muy mamones. El suspiro de alivio de nuestra prefecta basta para sobresaltarles. Acto seguido, se los lleva de las orejas de vuelta al barco.
Esa noche estamos tan cansados que apenas intercambiamos impresiones antes de ir a las duchas, a cenar y a dormir.
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La primera semana la pasamos visitando las distintas poblaciones mágicas de los alrededores, que no son más grandes que aldeas, pero que ofrecen talleres muy interesantes sobre, entre otras cosas: medicina tradicional mágica, cría de especies de granja mágica y, mi favorita, música popular celta para magos.