Mejor no pensar en lo que no puede ser

27 7 8
                                    


La verdad es que entiendo la decepción de los de primero: No sé cómo serán las otras salas comunes, pero por lo que me ha contado Colin y lo que Ernie y Hannah han indagado con los Ravenclaws y con Granger, son muy diferentes a la nuestra. Ellos viven en una torre, con todas sus ventajas, mientras que nosotros vivimos en un sótano, como las ratas.

Quizás la más parecida sea la de Slytherin, que está en las mazmorras, pero ni siquiera ellos tienen un mecanismo de repulsión en caso de que te equivoques con la combinación de toques en los barriles (recordemos, al ritmo de Hel-ga-Hu-ffle-puff). Madre mía, la de noches que alguien ha tenido que ir corriendo al baño a lavarse el vinagre de los ojos cuando intentaba entrar distraído o medio dormido.

 Al menos ventanas ciegas con reflejo del exterior siguen consolando a los pobres novatos, que ya contaban con no volver a ver la luz del sol mientras estuvieran en sus dormitorios. Susan nos contó que así son también las ventanas en el Ministerio de Magia, que está escondido a varios niveles bajo las calles de Londres; y que además las usan como arma en huelgas y protestas, cambiando el reflejo del clima a su antojo para deprimir al personal. En nuestro caso, las trucan para que siempre den un ambiente cálido y agradable. Qué cosas tiene el mundo mágico.

 Los peques quizá tengan problemas para dormir la primera semana, pero enseguida se acostumbrarán. En mi caso, solía consolarme pensando que estaba seguro en caso de amenaza nuclear, que es lo que me decía mi padre en sus cartas. Aún sigo dando gracias a que en Gran Bretaña no haya muchos seísmos.

Para hacer tiempo mientras Cedric termina de asegurar a los pequeños que no se les va a acabar el oxígeno ni se va a derrumbar el resto del castillo sobre ellos, como hacen nuestros prefectos cada año, me doy una buena ducha junto a otros compañeros y aprovecho para ponerme el pijama. Cuando regreso a la sala común, apenas quedan un par de alumnos de séptimo y un grupito de sexto, que no tardan ni cinco minutos en irse a dormir.

Cedric aparece momentos después y se sienta a mi lado. Aún no hace el suficiente frío para que enciendan el brasero que hace las veces de chimenea en el centro de nuestra sala, pero nos gusta sentarnos alrededor siempre que podemos. Ahora, además, estamos solos. No parece que la tormenta tenga intención de amainar ahí fuera y, sin embargo, ya podría sobrevenirnos en ese momento un tornado o un terremoto, que nada me haría perder el buen humor.

Cedric comienza de forma cordial y neutra: Me pregunta por el verano y le cuento por encima todo lo que he estado haciendo, que se resume en una lista de famosos topónimos europeos. Él me cuenta que al final sacó de las mejores notas en los TIMOS, como yo me esperaba.

"¿Lo ves, lo ves? Serás mamón..." le doy una palmada amistosa en la espalda y él sonríe con algo de azoramiento y no poca satisfacción.

Luego le pregunto por el Mundial y me rememora anécdotas que ya conozco, de una forma mucho más resumida a la de Ernie u otros compañeros. Salvo cuando me cuenta que se encontró a Harry Potter y los Weasley.

"No puedes hacerte a la idea de la vergüenza que pasé, Justin. Quise que me tragara la tierra. Ahí estaba mi padre, cantando la oda a mi triunfo sobre Harry Potter delante de él y de todos los que le quieren. Me sentía un villano. Y los hermanos Weasley me miraban con tal odio, Justin, que nada de lo que dijese podía paliar la sarta de bravuconadas que mi padre soltó. ¡Que si era algo que contaría alguna vez a mis nietos! ¡A mis nietos! Pues la verdad, espero que, si acaso los tengo, para entonces haya acumulado mejores historias que contarles que el día en el que mi equipo derrotó al de Harry Potter a causa de la lluvia y un ejército de dementores."

Como no sé qué decir (y la imagen de nuestros hijos adoptados acariciando a Nessie en el lago, mientras el monstruo lame la cara a Cedric, vuelve a invadir mi mente y me deja ensimismado y feliz), espero a que él continúe, porque sé que lo que necesita es simplemente desahogarse.

¡Hufflepuff Existe!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora