Hannah abandona el colegio esa misma tarde.
El vacío que deja en nuestra casa, entre nosotros, trae ecos de cierta noche de junio hace un par de años. Y el golpe es fortísimo: Ernie se queda tan afectado que no puede hacer nada a derechas en dos días, y me cuesta horrores animarlo. Susan asume el relevo de prefecta en su lugar, pero la veo ejecutar sus tareas con profunda tristeza, y esto repercute en el ánimo general de los más pequeños.
Pero para nadie es igual el golpe que para Zach.
Al principio amenaza con irse, con tirar la toalla, con dejarlo todo y pasar de "este estúpido colegio con su estúpido director que no hace nada por evitar que tantas cosas horribles ocurran". A duras penas logramos convencerle de que no haga tonterías y que aguante hasta el final. Sólo lo consigue, al fin, una carta de Hannah, diciendo que por favor, por favor, la escribamos todo lo que nos sea posible, y le pasemos los apuntes y tareas, porque ella no podrá regresar a Hogwarts este curso. Esa noticia, no obstante, aunque lo convence para quedarse, deja a Zach tan alterado, que el equipo entero le releva de la capitanía y le prohíbe asistir a los entrenamientos de quidditch hasta que se le levante el ánimo y se le rebaje un poco la animosidad y las ganas de morder a alguien.
A mediados de octubre tenemos nuestra primera salida a Hogsmeade. Continuando la tradición del Comando-H, esa primera vez para los alumnos de tercer curso salimos apandillados para guiarles por el pueblo (tras pasar el molesto sensor de ocultamiento de Filch, que con nosotros apenas pasa por encima una vez, y listo).
Lo malo es que hace una terrible ventisca de nieve y algunas tiendas, como Zonko, han cerrado con tablones. Además, como ya estamos cansados de repetir siempre lo mismo, y la diferencia de edad se va notando, los mayores les indicamos rápidamente dónde está cada sitio, y dejamos a los medianos que se ocupen ellos de intimar el resto de la tarde, si así lo desean.
Por mi parte, dejo a Ernie mirando libros a sus anchas en la librería (¡se puede pasar horas rebuscando!), y acompaño al equipo de quidditch a su cita temprana con los graduados en Las tres escobas. ¡Qué emotivo reencuentro! Abrazo con ganas a Rickett, Applebee y O'Flaherty, pero a Fleet no le puede abrazar nadie, porque Summerby lo monopoliza nada más verle. Tras la presentación de los nuevos fichajes, nos sentamos todos juntos en un rincón apartado de la taberna. Madame Rosmerta parece algo distraída, para lo atenta que suele ser ella, pero la cerveza de mantequilla en tan buena compañía sabe deliciosa. ¡Cómo los habíamos echado de menos! Hasta Zach parece más animado mientras los escucha intercambiar anécdotas y novedades.
Herbert Fleet nos cuenta que está estudiando un curso intensivo para auxiliar mágico-sanitario en el Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas, y que después de Navidades comenzará las prácticas. Anthony Rickett y Tamsin Applebee siguen siendo una parejita feliz, y en cuanto terminen su propia formación profesional piensan buscarse una casa juntos. Maxine O'Flaherty confiesa que se encuentra en una etapa de transición en la que no se ha decantado todavía por ninguna carrera. De momento trabaja a tiempo parcial en una tienda del Callejón Diagón, pero donde de verdad le gustaría trabajar es en la tienda de los gemelos Weasley, quienes le comentaron que están planteándose ampliar el negocio a Hogsmeade comprando Zonko, ahora que ha cerrado.
"¡Así podría veros más a menudo!" sonríe, sin quitar ojo a los dos que tiene en frente. Summerby y Fleet tienen las sillas pegadas, con lo cual ellos también están prácticamente adosados. "Bueno, Summerby, ¿y tú cómo lo estás llevando este curso sin el abrigo del capitán? Perdón, ex capitán," se disculpa en deferencia a nuestro nuevo golpeador, quien hace el gesto universal de ni te preocupes.
"Lo sobrellevo," se encoge de hombros Summerby, dedicando una mirada recatada hacia Fleet que éste le devuelve con ternura. O'Flaherty menea la cabeza con exasperación y, de repente, exclama:
"Eh, Cad, ahí está Katie Bell con una amiga," señala hacia una mesa, donde una chica conocida se acaba de levantar.
"¿Dónde?" pregunta rápidamente Cadwallader.
"Se ha metido en los aseos," indica la nueva golpeadora, mirándolo fijamente.
"¿Todavía sigues colado por ella?" se ríe Applebee (y por el rabillo del ojo veo a la golpeadora poner cara decepcionada).
A su lado, Rickett le da a su amigo un codazo amistoso:
"La pregunta clave es, ¿todavía no te has declarado?"
"Es que nunca encuentro el momento, siempre está con esa amiga suya, que me mira mal cuando nos cruzamos y le sonrío," se excusa, apurado.
"Ha entrado sola al baño, aprovecha y espérala en la puerta," le anima la nueva cazadora.
"Aprovecha hoy que tienes tanto apoyo moral," le dice Summerby.
"Si te da calabazas, vuelves aquí con nosotros y te consolamos," asiente O'Flaherty.
Cad se lo piensa un momento, y está a punto de levantarse, cuando vemos a Katie Bell salir rápidamente de los aseos y dirigirse a la puerta de la taberna. Sorprendida, su amiga se levanta de la mesa y va en su busca. Algo raro sucede, porque Katie Bell y su amiga parecen estar discutiendo sobre un paquete que Katie lleva en la mano, y salen aceleradamente de Las tres escobas. Justo detrás de ellas sale el trío maravillas. Ni siquiera nos habíamos dado cuenta de que estaban en el local.
"Mañana lo intento," se resigna Cad.
"El que no la sigue, jamás la consigue," le advierte O'Flaherty. "Mira a Fleet. Sigue su ejemplo."
"¿Qué?" pregunta éste, escondiendo rápidamente la mano con la que acariciaba la nuca de Summerby.
"¿Qué?" responde ella con falsa inocencia.
Pero todos nos reímos porque sabemos exactamente a lo que se refiere. Es una pena que O'Flaherty no esté ya en casa este año para darle también a Cad los muchos empujones que necesita. Aunque, por lo que escucho en intervalos, a su sucesora la está aleccionando en más cosas que el quidditch.
Me encanta este equipo.
Al día siguiente nos enteramos de que Katie Bell ha sido llevada de urgencia a San Mungo por culpa de una maldición que le echaron durante la visita a Hogsmeade. Los detalles son confusos, pero tengo la ligera sospecha de que algo tiene que ver con ese dichoso paquete que llevaba. En la mesa de Gryffindor, su amiga parece desolada.
En la nuestra, Summerby parece más feliz que nunca mientras que Cad, quien ayer estaba tan contento, hoy se ha quedado chafadísimo.
"Bienvenido a mi mundo," le espeta Zach, taciturno.
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¡Hufflepuff Existe!
FanfictionJustin, asúmelo: Estás atrapado en Hufflepuff con toda su fauna y flora. Lo peor que te puede pasar es que te mueras de aburrimiento. Y lo mejor... siempre termina cuando uno menos se lo espera. Pero siempre habrá un amigo cerca para recoger tus ped...