CAPÍTULO 6: EL PARTIDO QUE LO CAMBIÓ TODO

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El 1 de septiembre casi me dejo en casa la autorización de mis padres para ir a Hogsmeade. Si no me lo llega a recordar mi madre... ¡No me lo habría perdonado en la vida!

Aún así, llego pronto al Andén 9 y 3/4, y AÚN ASÍ Ernie me está esperando ya junto a la entrada. Nos hemos visto hace dos días, literalmente, pero ambos nos sonreímos en silencio mientras sus padres me saludan a mí y se despiden de él.

"Y tened mucho cuidado con Sirius Black, sobre todo tú, Justin," nos advierte la madre de Ernie antes de que atravesemos la pared.

Sin saber qué decirnos, pero sin prisa por hablar, Ernie me da una palmada en el hombro y ambos echamos a andar por el andén con nuestro equipaje. De pronto me doy cuenta de que me siento de fábula.

Estamos poniéndonos al día perezosamente con lo poco que ha sucedido en el breve tiempo sin vernos, cuando aparece Hannah, quien viene corriendo seguida a paso tranquilo por Susan y ¿Zacharías Smith? Hannah nos da un par de achuchones a cada uno y empieza a cosernos a preguntas. Claro que antes de que podamos responder al "hola", ya ha empezado ella a responder por sí misma.

Saludo con la cabeza a Smith y miro a Susan con extrañeza, señalando con la cabeza al rubiales. Ella se acerca con disimulo y, mientras Hannah continúa entusiasmada su relato del verano para los otros dos chicos, Susan me susurra que le estaba contando ella a Hannah la última de Potter, cuando el otro las había oído por encima y se les había pegado cual lapa para enterarse de los cotilleos.

"A cambio nos ha contado lo de Cedric," sonríe con rubor, antes de añadir: "¡Va a ser nuestro capitán y buscador!"

"¡Es fantástico, ¿no os parece?!" palmotea Hannah, interrumpiendo su monólogo, y ambas chicas empiezan a dar saltos de alegría al más puro estilo de colegiala. Tomo nota para mi próxima imitación.

En esto estamos cuando me da por mirar hacia la entrada del andén y veo entrar a los Weasley, a Granger y a Potter. Qué pena, este año no armarán una de las suyas, como la del coche volador del curso pasado. ¡Pero qué pedazo de gato más horrible se ha traído Granger! Ginny Weasley sigue teniendo cara de psicópata. Brrrrrr. Mira cómo se pavonea Percy Weasley con su flamante insignia de delegado delante de su novia y... ¡Oh! ¡Ahí viene Cedric!

Le saludo con la mano pero no me ve. Quiero acercarme, pero ya le ha rodeado un entusiasmado grupo de renacuajos Hufflepuffs que ahora han pasado a segundo. Chicas de todos los cursos y casas se lo señalan descaradamente a sus madres. De verdad que... ¡AH! ¡Por fin! ¡Ahí viene!

"Hola Justin," me revuelve el pelo. "Hola a todos. ¿Habéis pasado un buen verano?"

Empezamos a hablar en la puerta del tren, contándonos nuestras vacaciones a grandes trazos y pequeñas anécdotas. Yo entro en modo lengua suelta mientras noto que Ernie me mira de reojo, por si la cago. Las chicas, en cambio, se callan y sólo dejan escapar risitas esporádicas mientras observan a nuestro prefecto semi embobadas. Y es que Cedric está más guapo que ayer y menos que mañana.

De pronto, el silbato del Expreso anuncia que o nos sentamos ya, o nos quedamos en tierra. Zacharías, que ha estado inusitadamente callado también, maldice y entra el primero. Cedric se va a cumplir con sus obligaciones de prefecto, y los cuatro restantes nos buscamos un compartimento.

Para mi horror, Smith nos sigue como si tal cosa.


Cuando estamos sentados, Hannah empieza a tirar del brazo a Susan y a apremiarla para que hable. Los cinco juntamos nuestras cabezas y nos empieza a relatar la anécdota veraniega de Potter, quien al parecer se escapó de su casa en el autobús noctámbulo tras inflar a su tía como un globo.

El caso es que el Ministerio de Magia, en vez de castigarlo por uso indebido de la magia, como había hecho el año anterior, lo había perdonado y resguardado en el Callejón Diagón, temiendo que Sirius Black fuera a por él ahora que estaba libre de nuevo. Por lo visto todo el mundo sabe -pues apareció en los periódicos en su día- que Sirius Black estaba del lado de Voldemort y participó en la muerte de los padres de Potter, quienes eran nada menos que sus mejores amigos del colegio. Increíble, ¿verdad?

Eso pienso yo al oír tanta información de sopetón. Nacer en el mundo muggle conlleva ese dichoso desfase monumental con la información que es obvia para todos. Bueno, al menos ahora lo sé y me quedo más tranquilo. Si va a por Potter, no va a por los hijos de muggles, como he llegado a oír que podría hacer. Tampoco es que me haga gracia que vaya a por Potter, pero es que ya lo pasamos lo suficientemente mal el año pasado, digo yo. Bueno, y él, toda la vida... ¿Y qué? Yo solo quiero un curso tranquilo... ¡y completo!

Pero ni eso vamos a tener, mucho me temo.

¿Se puede saber por qué se ha parado el tren? No veo nada de nada. Los cristales están empañados, fuera caen chuzos de punta y se acaba de ir la luz.

Espero que eso que ha sonado por el pasillo no sea mi maleta.

Ernie, creo que es él porque es un bulto muy grande, se ha asomado a la puerta.

"Está subiendo alguien," nos explica. El rugido del feroz viento colándose por el tren lo confirma.

De pronto, algo pasa junto a la puerta y empiezo a sentir mucho frío, que tal como viene se va conforme la cosa se aleja.

"¿Qué ha sido eso?" pregunta Hannah y la siento temblar.

"Un dementor," responde Ernie. "Están aquí, en el tren."

"¡Pero si mi tía me había dicho que Dumbledore no los quería dentro de Hogwarts, que se quedarían vigilando las puertas, nada más!" protesta Susan indignada.

En esto, oímos cierto revuelo a lo lejos.

Y poco después se hace la luz.

"¡Es Harry!" oímos a Neville Longbottom contándoselo a los del compartimento de enfrente, creo que son Finnigan y Thomas. "¡Harry se ha desmayado!"

"Ahí tenemos al héroe nacional," comenta Smith con desdén. "¡Rindiéndose ante el primer escalofrío!"

A lo lejos escucho también la risa de Malfoy, tan inconfundible como exagerada. Pero a mí no me hace ninguna gracia. ¿Qué le habrá podido pasar a Potter? Ernie frunce el ceño y se encoge de hombros cuando le miro.

"¿Qué sería eso plateado que ha salido de su compartimento?" murmura al fin Ernie."Parece haber espantado al dementor."

Ernie hace un esfuerzo por enterarse de las charlas cruzadas que vuelan por el pasillo. Entonces el tren se pone de nuevo en marcha y cada cual vuelve a su sitio.

"Ya falta poco para llegar," consuela Ernie amablemente a una lívida Hannah, quien está tan asustada que se abraza a Susan con fuerza.

Bien empezamos...

¡Hufflepuff Existe!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora