A lovestruck Romeo sings the streets a serenade

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(*Traducción: "Un Romeo enamorado canta en la calle una serenata".
Letra de Romeo & Juliet de los Dire Straits)

A la hora del almuerzo hay un contraste espectacular entre las mesas: mientras que la de Hufflepuff está animada y dicharachera, en el resto parece haber una mezcla entre resaca y desasosiego.

 Es lo bueno que tiene hacer los deberes con antelación: cuando se acaba lo bueno, no queda por delante el desierto de las tareas.

Cedric pasa junto a Cho para saludarla antes de sentarse a mi lado en nuestra mesa.

A partir del baile, todo el mundo comenta sobre la pareja del año: Se los ve cada día por los pasillos y el patio agarrados de la mano

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A partir del baile, todo el mundo comenta sobre la pareja del año: Se los ve cada día por los pasillos y el patio agarrados de la mano. Si los veo desde una ventana, aparto la vista. Si me cruzo con ellos, evito mirar a Cedric. Y si no puedo evitar mirarle, y por casualidad él no puede hacer como que no me ve, sonrío primero a Cho y luego a él. Quedo tan bien y tan falso que no puedo por menos que felicitarme a mí mismo mentalmente.

Luego, por las noches, sentados si hay gente y recostados cuando ya no queda nadie, Cedric me cuenta las anécdotas de Ravenclaw que, junto con el quidditch y el Torneo de los tres magos, constituyen los temas principales de conversación con su novia oficial. Si acepto que Cedric me hable de Cho, es sólo porque hay que estar al tanto de los movimientos del enemigo:

"¿Sabías que Fleur hizo que Roger Davies dejara a la chica que iba a ser su pareja, para que fuera con ella al baile? Cho no puede ni verla," me dice, y añade una lista de las sutilezas con las que la Ravenclaw suele adornar a la francesa. "Y Potter le pidió que fuera su pareja. Pero claro, ella ya me había dicho a mí que sí."

"¿Y de no haberlo hecho? ¿Habría ido con Potter? ¿Le habría dado igual?"

"Harry le cae bien. Justin, no es por nada, pero tú mejor que nadie deberías comprenderla."

Tocado.

"Sí, pero yo jamás te cambiaría por Potter, eso lo tengo muy claro."

"Olvidemos a Harry, que ya tengo bastantes quebraderos de cabeza con él como rival en todos los otros campos," sonríe, esquivando la mirada.

Tocado y hundido.

"¡A sus órdenes!" respondo.

Y le beso.

Últimamente no hacemos más que llenarnos mutuamente de babas a la menor oportunidad. A ver si pronto pasamos a algo más... sustancioso que restregarnos vestidos. Sobre todo para dejar de esconder las miradas sucias que le lanzo cuando creo que nadie me ve. Maldita pubertad.

Durante el día apenas estamos más tiempo juntos que el rato que pasamos todos leyendo o charlando en la sala común, o durante las comidas. De noche, disimulamos algunos días haciendo como que nos vamos a dormir y volviendo al rato. Después, no regresamos muy tarde para evitar quedarnos dormidos. A veces nos permitimos trasnochar, como el sábado antes de acabar las vacaciones, esa noche estuvo sensacional.

Y nadie dice nada, nadie hace un sólo comentario, ni una sola pregunta. Creo que a estas alturas ya se han acostumbrado a vernos tanto tiempo juntos.

A Ernie no le puedo engañar, sin embargo. Ernie se percata de todo. Lo que pasa es que, a diferencia de tantas cosas superfluas que brotan incesantemente de su boca, las importantes de verdad se las calla. Alguna vez ha hecho algún comentario sobre mi sonrisa perpetua después del baile, pero nada más.

¡Hufflepuff Existe!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora