Muérdago, hadas y enajenados

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El día antes de las vacaciones tenemos la última clase de defensa con Harry. Casi todos vamos a volver a casa por Navidad y no nos veremos en tres semanas, de modo que hoy constituye una especie de despedida.

Cuando llegamos, enseguida me pregunto quién se habrá dedicado a decorar la habitación. Luna me ha dicho que ha sido un elfo doméstico, y que tenga cuidado con el muérdago que hay en el centro de la habitación, porque el muérdago a menudo está infestado de nargles. No sé qué son los nargles, pero intentaré recordar que es peligroso pasar por debajo en cualquier caso. 

Algunos lo están usando como excusa para tontear, como Ginny y Corner. Por favor, que hay gente con estómagos sensibles delante. Y Hufflepuffs con corazones que sentirán, si los ojos se vuelven hacia... Bien hecho, Zach, distráela criticando despiadadamente las decoraciones, así no los tendrá que ver.

Cuando la reunión empieza de verdad y Harry nos informa que hoy sólo vamos a repasar lo aprendido, a Zacharías le falta tiempo para quejarse. Uno de los gemelos se la devuelve con queso y todo el mundo se ríe a su costa. Empiezo a ver un patrón aquí. Pero es que este Zach...

"¡Mira que eres BO-CA-ZAS!" le susurro con determinación, remarcando cada sílaba.

"Se me ocurren mejores formas de pasar la última tarde antes de las vacaciones que repasando."

Después de una hora de practicar hechizos inmovilizadores y obstaculizadores, de marujear por las esquinas cuando tenemos que repartirnos en turnos por la falta de espacio para derribarnos sobre cojines (¡pero qué divertido! dos veces hasta me tiro aposta, porque veo a tiempo que Luna ha errado el hechizo y me va a hacer pupa si no), y de pasar un buen rato a costa de los pequeños accidentes de cada cual, Harry nos anuncia con gran satisfacción que hemos mejorado mucho y que después de Navidades igual nos enseña hasta el hechizo patronus

Susan mira a Terry con chiribitas en los ojos y éste exclama un "¡Sí!", apretando el puño en alto, antes de marcharse ambos hacia la salida, sin esperarnos. ¡Uojojooo!

"Feliz Navidad, Harry," le digo antes de salir junto a Luna y Neville, seguidos por los Creevey, por Ernie y por Hannah.

Como veo que Zacharías se retrasa, me despido ahí mismo de Luna y me vuelvo atrás a ver qué ha pasado con el rubiales, no sea que haya tenido un accidente con ciertos pelirrojos. Efectivamente, me lo encuentro bufando porque alguien le ha atado los cordones de las zapatillas al salir, para que se diera un buen morrón, pero por suerte se ha dado cuenta a tiempo. Esos Weasley...

Estoy a punto de salir otra vez, cuando me fijo en que Cho Chang le está diciendo a su amiga Marietta que ya la alcanzará. En el aula sólo quedan Harry, ella y el muérdago sobre sus cabezas. Me huelo lo que se escuece por aquí. Mejor me voy rapidito e intento no pensar en ellos. Porque ahora mismo lo que también se escuecen son mis tripas.

 Porque ahora mismo lo que también se  escuecen son mis tripas

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