Los meses seguían pasando y mi panza iba creciendo con mi hijo dentro. Ya tenía casi 8 meses de embarazo y eso significaba que faltaba cada vez menos para que naciera mi bebé. No saben lo feliz y lo desesperada que estoy por conocer a mi hijo.
Jughead también, pero esta insoportablemente sobre protector. Cada día que pasa lo vuelve más sobre protector conmigo y con nuestro bebé. Aunque confesamos nuestros sentimientos y nos amamos, aún no teníamos una relación seria ni de noviazgo y a veces discutíamos, pero eran cosas sencillas.
Como sea, los dos teníamos el mismo objetivo. Tener a nuestro bebé sano y salvo. Es lo que más deseamos.
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Al día siguiente, después de tomar un baño y vestirme, bajé las escaleras con intenciones de ir a la empresa. El embarazo no me permitía manejar mi empresa desde el mismo edificio y por eso lo estuve haciendo por internet, pero hoy estoy dispuesta a ir.
Cuando bajé las escaleras me encontré con Jughead. Él estaba sirviendo el desayuno y no saben lo sexy que se veía con ese traje que se pone para trabajar.
Sus fuertes brazos y su cuerpo tonificado no se cubrían tan fácilmente. Habíamos pasado la noche juntos porque él insiste en no dejarme sola con mi bebé, aunque no ha nacido.
Él me miró y me lanzó una mirada de preocupación que ya conozco. —¿A donde crees que vas?— Me preguntó, mirándome seriamente.
Rodé los ojos, porque ya va a empezar con sus reclamos. —Voy a la empresa. Nuestra empresa, socio—
—Pero estás embarazada y encima ya te falta poco para tener a nuestro bebé. Así que en este momento te pido por favor que te quedes aquí en casa y sigas trabajando en la computadora— Me exigió. Así empezamos.
—No voy a hacer eso— Me negué, terminando de bajar las escaleras con cuidado y acercándome a él. —Me cansé de estar encerrada en casa solo porque tu lo digas. Hoy me siento muy bien y creo que puedo trabajar perfectamente—
Él me miró con una ceja alzada y suspiró, tomando mis manos. —Escúchame Betts. Entiendo eso, pero también debes entender que me preocupo por ti y por mi hijo y solo los estoy cuidando. Tu y mi bebé son lo más importante para mi ahora y no me perdonaría que algo les pasara. Te quedarás aquí en casa mientras yo me hago cargo de las empresas—
—Pero...— Empecé a quejarme, pero él me interrumpió.
—Shhh...– Me calló, agachándose hasta quedar a la altura de mi vientre de ocho meses, besándolo y acariciándolo. —Soy tu papá, hijo mío. Y tu mami es muy terca y no quiere quedarse en casa para que ustedes dos estén bien—
—Oye— Lo regañé, golpeándole la cabeza en broma.
Él soltó una pequeña risa y se puso de pie, besando mis labios con dulzura. —Si no vas a hacerme caso entonces vamos a desayunar y vámonos al trabajo. Pero en cuando note cualquier cosa, nos regresamos a la casa—
Yo asentí y nos sentamos a desayunar juntos. Él prácticamente vivía conmigo. Incluso dormía conmigo y amanecía a mi lado. No quería dejarnos a mi y a su hijo solos. Nos despedimos de Milo y Jughead fue quien condujo hasta la empresa.
Con mucho cuidado, fue él quien se bajó del auto primero y me abrió la puerta para que yo también saliera. Entramos juntos al edificio, pero ya yo no era tan rápida caminando con esta panza.
Subimos al ascensor y llegamos al piso en el que están nuestras oficinas. Él una vez más se agachó y empezó a acariciar mi vientre.
—Cuídense mucho, Betty— Me advirtió, dejando un delicado beso sobre mi vientre. —Nos vemos más tarde— Se puso de pie y me miró. —Si pasa algo por favor avísame. Estaré pendiente—
—De acuerdo. Nos vemos luego Juggie— Me despedí de él, abrazándolo.
Él me correspondió y cuando se separó, besó mi mano para luego irse. No se... pero me sentía rara.
Él ha sido mí crush desde la universidad, ahora es el padre del bebé que voy a tener y me dijo que me ama, pero... ¿Que somos?
Yo quisiera que él fuera mi esposo, mi novio al menos, pero que fuéramos algo.
Tome aire y fui hasta mi oficina. Me senté frente a mi escritorio y empecé a trabajar. Esto no era muy diferente a lo que yo hacía desde mi casa.
Lo interesante es cuando ese bebé empezó a moverse con locura dentro de mi. Coloqué ambas manos sobre mi vientre y aún así ese bebé pateaba y se movía tanto que ya me dolía.
—Basta bebé— Le pedí, poniéndome de pie y empezando a salir de mi oficina. —Tu papi tiene que ver esto—
Empecé a caminar por los pasillos extensos del edificio para llegar a la oficina del papá de mi bebé. Llegué, pero me detuve cuando ya estaba llegando a la puerta porque escuché una conversación.
—Que haces aquí, Cora?— Escuché que preguntó Jughead desde adentro de su oficina.
—Solo pasaba a saludarte, por los viejos tiempos— Le contestó la voz de Cora.
Cora estaba en la oficina de Jughead. Una ráfaga de recuerdos que dolían más que una llaga llegaron a mi mente, volviendo a provocar esas emociones destructivas en mi. ¿Por que ella estaba en la oficina de Jug?
—Escuché algo sobre ti, y no pude creerlo— Admitió Cora, soltando una pequeña risa. —¿Es cierto que vas a tener un hijo con Cooper?—
—Así es— Admitió.
—Muy bien, pero no sabía que eran algo— Dijo esa rubia barata de primera. —No sabía que... salían o algo así—
—Nosotros no... somos... nosotros somos amigos, por ahora— Aclaró Jughead.
Escuché la palabra "amigos" de su parte y esa palabra me quemó. Por favor... él sigue siendo el chico que me gusta.
—¿Amigos? Son una clase de amigos muy raros. No sabía que los amigos fabricaban bebés juntos— Supuso Cora.
—Cora, estoy un poco ocupado y tengo muchas responsabilidades. ¿Me permites?— Le preguntó Jug.
—Claro. Hasta pronto— Se despidió esa rubia, empezando a caminar para salir de la oficina.
Yo estaba ahí y escuché todo eso. Me arrepiento de haber hecho eso. Eso hizo que algunos recuerdos que yo no quería volvieran a aparecer. Y no se por que me molesta tanto que Jughead diga que somos "amigos" después de todo lo que ha pasado y esta pasando entre nosotros.
Di media vuelta para irme hasta que una voz me detuvo.
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