Pasaron casi dos meses que parecían una eternidad. Lo de Jughead dolía como una maldita herida punzante al pecho y lo más doloroso era que tenía que verlo todos los días porque ya éramos socios.
El trató de hablar conmigo en varias ocaciones y no lo quise ni lo voy a escuchar. Ese imbécil jugó conmigo porque cometí el error de dejarlo entrar a mi vida y eso no volverá a pasar. Al menos no fuera del trabajo.
Lo interesante es que mis amigos me presentaron a alguien con la esperanza de que me distrajera del dolor que estaba sintiendo. Su nombre es Chuck Claiton. Parecía agradable y me di la oportunidad de conocerlo.
Es atento y amable conmigo y me trata muy bien. Ha hecho mis días menos pesados, hemos salido juntos en los dos meses que llevamos conociéndonos y en cierta forma nos parecemos.
Pero no he llegado a sentir por él lo que sentí con Jughead. A veces pienso que nadie me hará sentir como él lo hizo.
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Estaba terminando mis labores en mi oficina. Guarde todos los papeles que tenía sobre la mesa, apague la computadora y justo cuando iba a salir, vi a Jughead apoyado sobre el marco de la puerta de mi oficina, mirándome.
Suspiré y lo miré. —¿Que quieres? Ya terminé y me voy a mi casa—
Él se me acercó. —Sabes perfectamente lo que quiero, Betts—
—No me interesa escucharte— Me negué. Ya se que lo que quiere es poner excusas absurdas.
—Es que no me has dejado explicarte. Escúchame solo un momento— Suplicó, empezando a acariciar mi mejilla.
—Suéltame— Exigí, apartando su mano de mi rostro y mirándolo mal.
—Cariño, yo se que tú aún sientes algo por mi— Me recordó, dando unos pasos más cerca de mi hasta acorralarme contra la pared.
—¿Y que? ¿Piensas usar eso? Solo lo has usado para joderme la vida, Jones— Lo acusé, con mi mirada clavada a la suya.
—Betty... ¿Por que no has...?— Habló Chuck, deteniéndose en seco al ver a Jughead acorralándome contra la pared. —¿Que está pasando?—
—Nada que te importe Claiton. Esto es entre ella y yo— Contestó Jughead, mirándolo mal.
—Será mejor que la dejes en paz— Amenazó Chuck, acercándose a Jughead, enojado.
—¿Que diablos te pasa? ¿Acaso eres su novio o que? No te metas— Exigió Jughead, acercándose a él y empujándolo.
—¡Basta!— Grité, llamando la atención de ambos y tomando aire para calmarme. —Vámonos Chuck— Me acerque a él y me aferre a su brazo.
—¿Te vas a ir con el? Betty... tenemos una conversación pendiente— Se quejó Jughead.
—Ya déjala en paz, Forsythe. No la lastimes mas— Exigió Chuck, empezando a caminar con su brazo aferrado al mío a las afueras de mi oficina.
Los dos chicos se lanzaron una mirada amenazadora mientras yo salía de la oficina con Chuck.
Pero yo lo miré y él me miró por un momento. Vi algo diferente en sus ojos. Parecían los ojos de un perro arrepentido y en un momento me dio algo de lastima, pero no volveré a caer ahí.
Salí del edificio con Chuck y nos detuvimos frente a mi auto. Yo aún pensaba en lo sucedido mientras Chuck solo me miraba.
—¿Estas bien?— Me preguntó Chuck.
Volví a la realidad, lo miré y asentí con una falsa sonrisa. —Está bien. Él no me afecta—
—Creo que estoy viendo lo contrario— Supuso el chico moreno, mirándome atentamente.
Tome aire. —No lo se. Él es el chico que me ha gustado desde la universidad. El único chico que me gustó alguna vez en mi vida y solo me hace la vida de cuadritos. ¿Por que?— Pregunté, con los ojos cristalizados.
Él acarició mi mejilla y me miró. —Mira... el problema con ese chico es que no es lo suficientemente maduro como para tratar con alguien tan especial como tu. Eres hermosa, inteligente, divertida y especial. Eres demasiado para ese muchacho—
Sonreí por las dulces palabras que usualmente él usa para referirse a mi. —Gracias. Puede que tengas razón—
Él asintió con una sonrisa y aclaró su garganta. —Betty... precisamente por todas esas cualidades que posees he estado pensando... ¿Y si me das una oportunidad? Se que nos conocemos hace poco, pero me interesa llegar a algo más con usted—
Abrí los ojos como platos y lo miré. Eso no me lo esperaba para nada. —Chuck... veo que eres una persona increíble. Eres honesto, amable, sensible y atento. Pero... no tengo energías para eso ahora. Te aprecio a pesar del poco tiempo que tenemos conociéndonos, pero no estoy preparada aún— Confesé. Me apena rechazar a un chico así.
Pero hay un detalle. Él no es el que me gusta.
Él asintió con algo de decepción. —Entiendo. Entiendo perfectamente y lo respeto Betty. Cuentas con mi apoyo— Aseguró, abrazándome.
Yo lo abracé aún con ese sentimiento de culpa por rechazar a tan buen chico, pero no puedo forzarme a amar.
—Betty... tengo que ayudar a mi abuela con un jardín que está creando. ¿Nos vemos luego?— Me preguntó.
—Nos vemos luego Chuck— Me despedí de él, sonriéndole.
Él me sonrió y se retiró a su auto. Lo vi irse y me sentía culpable aún por rechazar a tan buena persona. Él me había ayudado mucho todo este tiempo.
Me giré para ir a la heladería más cercana. Se me había antojado un helado, pero Jughead se puse de pie frente a mi, bloqueando mi camino.
—Escúchame— Me suplicó.
—Ya te dije que no quiero. Déjame en paz— Exigí, empezando a alejarme de él.
Él me siguió. —Betty... lo que escuchaste fue un mal entendido. No era sobre...
—¡Ya basta Jug!— Le grité, deteniéndome a mirarlo con las lágrimas bajando por mis mejillas. —¡Ya no me hagas más daño y solo déjame en paz!—
—¡No lo haré!— Me respondió. —Tal vez crees que lo que pasó no tuvo ningún significado para mi, pero te equivocas—
—¿Ah si?— Le pregunté al muy idiota mientras me derrumbaba en lágrimas. —Me has demostrado lo contrario— Aseguré, empezando a correr.
—¡Betty!— Me llamó el, corriendo detrás de mi.
Yo solo quería escapar de él. Corrí y corrí sin saber ni siquiera a donde iba y de repente todo se puse negro junto con el ruido de un fuerte golpe.
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