•Crush• 'Bughead'

•28•

Y esa está siendo la trágica historia en la que estoy sufriendo por un chico que no es nada mío. Simplemente lo hago porque el maldito me gusta desde que empezó el trimestre y ahora no puedo evitarlo.

No puedo evitar el sufrimiento porque no lo hago porque quiero. Si me dieran a elegir, yo elegiría no amar a ese chico y así no sufrir.

De verdad no sabia que el amor podía doler tanto.

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Otra vez tenemos clase y el profesor habla y habla y la verdad es que yo no estoy captando nada.

Ese sentimiento tan fuerte e hiriente que estoy sintiendo no me permite concentrarme. ¿Por que caí en esta situación? ¿Por que yo?

La clase acabó y no saben cómo agradecí eso. Me siento tan mal que no me importa nada. La imagen de Jughead con Cora no dejaba mi cabeza y lo peor es que era involuntario y yo no lo podía evitar.

Caminé hasta la cafetería con mis amigos Verónica y Kevin y los dos iban delante de mi en la fila para recibir el desayuno. Esos dos estaban discutiendo y cuando me fijé, Jughead estaba detrás de mi.

Él estaba detrás de mi e iba solo, sin Cora ni más nadie. Solo el, detrás de mi, pero no se crean. Yo disimulé y actué como si nadie estuviera detrás de mi.

Aunque, conociéndolo, no creo que ni me dirija la palabra porque por lo que veo le importan otras cosas y no estaré insistiéndole a nadie.

Eso dije hasta que sentí como Jughead tocaba sutilmente mi hombro y acariciaba mi cabello rubio y suelto para llamar mi atención. En ese caso... ¿Que es lo que ustedes pensaban que yo iba a hacer?

Me giré a mirarlo y le sonreí, y él hizo lo mismo, tocando mi cabeza. Claro... burlándose de mi estatura tan diminuta frente a él. Típico de Jones.

—Eres un idiota Jughead— Reproché, divertida. —Has estado ocupado, supongo—

El me miró, alzando una ceja, confundido. —¿Ocupado? ¿Por que lo dices?—

—Nada. Ya no pasamos tiempo juntos, ya no me hablas y apenas sí me miras— Me quejé. Voy a hacer drama.

El suspiró y se pasó una mano sobre el cabello. —Oh Betts... perdón, no es mi intención. Es solo que últimamente nos ponen muchas tareas y ya no me da el tiempo para nada—

Yo permanecí en silencio por un momento, pensando si perdonarlo o no.

Pero cuando esos penetrantes ojos azules y profundos me miraron fijamente y se clavaron a los míos, volví a caer. Lo siento pero algo me dice que tengo que perdonarlo.

—Tranquilo Jug. Te entiendo perfectamente porque yo también he tenido muchas ocupaciones y muchas clases y tareas— Le dije.

El me sonrió y me abrazó. —Sabes que eres mía, Betty. Eres una de mis chicas—

Yo también lo abracé, pero esa última oración que escuché de parte de él me hizo pensar en muchas cosas. ¿Una de sus chicas? ¿Que quiere decir con eso?

Cuando nos separamos del abrazo tomamos nuestras bandejas con nuestro desayuno y nos sentamos juntos, los dos solos, en una mesa, como los viejos tiempos.

—¿Que tienes por hacer ahora Jug?— Le pregunté, empezando a tomar de mi jugo.

—Bueno... tengo que preparar una exposición y hacer un trabajo, pero quizá lo haga luego— Me contestó, empezando a tomar también de su jugo. —¿Y tu?—