Al día siguiente, regresamos a casa. Creo que ni Jughead ni yo habíamos estado tan felices antes. Regresamos a casa con nuestro hijo en nuestros brazos.
Puede que haya sido el producto de una noche apasionada. Un hijo no planeado, un hijo no esperado. Pero eso no quita lo mucho que Jughead y yo lo amamos.
Además... no me arrepiento para nada de lo que el papá de mi niño y yo hicimos esa noche... aunque esa acción nos llevara a hacer un bebé.
No me arrepiento de absolutamente nada.
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Yo estaba durmiendo. Si... traer un niño al mundo me dejó exhausta y por suerte Jughead estaba ahí para ayudarme con él.
Desperté, miré la cuna de mi hijo y él no estaba ahí, pero me quedé tranquila sabiendo que estaba con su papá. Me puse de pie, salí de mi habitación y cuando iba bajando las escaleras me detuve al ver algo que me derritió el corazón.
Jughead estaba en la sala, sentado en el sofá con nuestro hijo en sus brazos. Milo dormía en sus pies mientras él miraba a Erick, todo embobado. Lo miraba como si fuera el mayor tesoro que tuviera y también le hablaba. Llegue a escuchar algunas cosas de las que él le decía.
—¿Ya me conoces? Soy tu papá, hijo mío. Soy papi y espero que esas sean tus primeras palabras, mi pequeño— Le dijo y dejó un pequeño beso sobre su frente.
—No— Negué, empezando a bajar las escaleras con una sonrisa, acercándome a ellos. —Sus primeras palabras serán mamá— Aseguré.
Él me miró y sonrió. —Hey... ¿Descansaste?— Me preguntó.
—Si— Aseguré, sentándome a su lado y admirando a mi pequeño hijo. —Erick... No puedo creer que tu... nosotros dos... por una noche de... ya sabes. Que pasara todo esto—
Él me miró y sonrió de medio lado. —Si tuviera la oportunidad lo volvería a hacer. Ya sabes...— Me guiñó un ojo.
Me sonrojé porque se a que se refería y volví a mirar a nuestro bebé. —No me arrepiento de haber tenido a Erick—
—¿Sabes? Yo tampoco— Aseguró el, mirando al niño con una sonrisa. —Es el hijo que siempre quise tener— Me miró a mi. —Cada día estoy más convencido de que te amo, amor—
Mis ojos se cristalizaron y besé dulcemente sus labios. —Te amo, y amo a nuestro hijo—
—Y a nuestro perro— Miró a Milo, quien subió al sofá con nosotros.
—Claro. A nuestro perro, y mucho— Miré a Milo con una sonrisa y luego volví a mirar a Erick.
Jughead y yo nos quedamos admirando a nuestro hijo. Él nos miraba con los ojos bien abiertos. Sus grandes y curiosos ojos de recién nacido nos llenaban a mi y a su papá de orgullo. Parecía que nos conocía. ¿Y como no lo iba a hacer si Jughead y yo vivíamos hablándole?
El niño empezó a quedarse dormido lentamente, en brazos de su padre. Jughead y yo lo observamos hasta que se durmió. Aún no podíamos creer que teníamos a este hermoso niño en nuestros brazos.
—Se durmió— Dijo Jughead, mirando al niño y luego a mi. —¿Hay que llevarlo a dormir?—
—Permíteme— Le pedí, queriendo tomar a mi hijo en mis brazos, pero él no me dejó.
—Déjamelo a mi. Ya hiciste mucho con traerlo al mundo ayer— Me dijo, poniéndose de pie con cuidado para subir las escaleras con Erick en sus brazos.
—Jug... también es mi hijo y se supone que no puedo dejarte todo a ti solo— Le recordé, siguiéndolo hasta nuestra habitación, en donde está la cuna del bebé.
El dejó al bebé sobre su cuna con cuidado y luego me miró a mi. —Mi amor... ayer vi lo mucho que estabas sufriendo por traer a Erick sano y salvo. Me sentí muy impotente porque no pude hacer nada y no tienes idea de lo que me dolía verte sufrir tanto— Confesó.
Lo miré con ternura y me lancé hacia él para dejar un tierno beso en sus labios. —Eres el mejor. ¿Lo sabías?—
—Yo no diría eso. Vámonos o lo vamos a despertar— Me susurró, tomándome de la mano para guiarme a las afueras de la habitación.
Volvimos a la sala de estar, nos sentamos sobre el sofá con Milo a nuestro lado y nos abrazamos. Estábamos viendo caricaturas de Disney. Espero que todo siga como ahora y nunca cambie.
No se... pero quise besarlo. Lo miré, tome su rostro entre mis manos y lo besé. Lo besé suavemente, con delicadeza, pero él se desesperó y empezó a besarme con lujuria.
—Espera— Me dijo Jughead, separándose del beso y mirándome con la respiración agitada. —Tu... tuviste a nuestro bebé ayer y por ahora no podemos... ya sabes. Tu y yo...
—Shhh...— Lo callé. —Relájate. No haremos nada. Solo quiero besarte— Confesé, volviendo a sus labios.
Nos volvimos a besar. Eran besos lentos, pero con su toque de pasión. No había nada mejor que los labios de ese hombre, pero él se volvió a separar.
—Hay que parar— Me dijo, en un suspiro.
Lo miré, confundida. —¿Por que?—
Él me miró de arriba a abajo y tragó saliva. —Es que... tu... yo... no se si me pueda controlar—Admitió. Ahí fue cuando entendí.
—Oh...— Contesté. —Entiendo. Por Dios Jughead... No sabía que yo te descontrolaba tanto—
Él soltó una pequeña risa y besó dulcemente mis labios. Cuando yo le iba a corresponder, el llanto de nuestro hijo nos interrumpió.
—El deber me llama— Le dije a Jughead, poniéndome de pie para dirigirme a la habitación.
—El deber también me llama a mi— Contestó el, siguiéndome.
Ambos llegamos a la habitación en donde nuestro pequeño lloraba desconsoladamente en su cuna. Lo tomé con cuidado en mis brazos y lo abracé. Sentí su corazoncito latir y él no dejaba de llorar.
—Me está asustando— Admitió Jughead, empezando a caminar por toda la habitación. —¿Es normal que llore tanto? ¿Lo llevamos al hospital?— Preguntó.
Lo miré con ternura. Él se preocupa mucho por su bebé, pero también se me hacía gracioso lo mucho que exageraba.
—Debe tener hambre Juggie. No le pasa nada malo— Lo tranquilicé, sentándome sobre la cama para alimentar a mi hijo.
Él se sentó a mi lado, mucho más tranquilo. Tomó la pequeña mano de nuestro hijo mientras yo lo alimentaba.
Mi bebé tiene el mejor papá de todos y tengo una familia que siempre soñé.
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Me dará diabetes 🥺❤️
Pd: No lo se... pero pienso que el capítulo estaba un poco aburrido, pero se pondrá interesante ❤️ además, la historia está por finalizar 🥲
