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Es increíble lo rápido que pasa el tiempo cuando estas siendo feliz. Tan rápido que ya se fueron dos años y no me di cuenta.

Dos años al lado del hombre que amo y que me ama. Dos años en los que no me di cuenta de cuando mi niño creció exactamente. Lo escuché decir sus primeras palabras, que fueron "mamá" y por supuesto que se lo presumí en la cara a su papá.

Lo vimos dar sus primeros pasos, lo vimos intentar comer él solito, lo vimos aprender cosas nuevas todos los días y vemos a nuestro perro envejecer, lamentablemente. Pero esta envejeciendo en un hogar lleno de amor. Vemos a Erick jugar con Amy, la hija de Archie y Verónica de un añito de edad. Una pequeña pelirroja.

Jughead y yo estamos siendo muy felices, criando a nuestro bebé y viéndolo crecer. Ya tiene dos años... pero sigue siendo mi bebé y siempre lo será.

No se... pero me gustaría que Jughead y yo fuéramos algo más...

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Es un sábado tranquilo, ya casi anochecía. Yo estaba en la sala de estar y Milo dormía sobre el sofá a mi lado.

Me puse de pie y fui a ver por la ventana para saber de mi novio y de mi hijo. Lo que vi derritió mi corazón.

Jughead jugaba con Erick en el jardín con un pequeño balón de fútbol americano. Desde que el niño empezó a caminar, tiene una obsesión con introducirlo al mundo del fútbol americano. Ya hasta un pequeño uniforme le compró.

—Lánzamela Erick— Le pidió Jughead a mi hijo, pasándole el pequeño balón.

Vi cuando Erick tomó el balón y lo dejó en el suelo para luego patearlo con todas sus fuerzas. Se veía tan tierno... Mientras más crece, más se parece a su papá.

El balón casi llegó a Jughead. Le faltó poco. Él lo tomó y se acercó a nuestro hijo. —Eso es, campeón. Lo hiciste muy bien. ¿Si?—

—Si papi— Aseguró mi niño, sonriéndole a su papá.

Yo sonreí mientras seguía mirándolos desde la gran ventana de la sala. Mis dos chicos favoritos...

Jughead tomó a Erick en sus brazos y los dos notaron que yo los miraba por la ventana. —Mira... amigo. Tenemos una fanática— Me señaló, mirando a Erick.

—Mami— Me señaló mi hijo, con una sonrisa.

Sonreí y le lancé un beso a mi hermoso angelito. Luego ellos dos entraron a la casa y fueron hacia mi.

—Mami— Exclamó mi hijo, extendiéndome sus brazos.

Lo tome en mis brazos y besé su frente. —Ese es mi bebé—

—Erick, cuéntale a mami lo que jugamos en el jardín— Le dijo Jughead a nuestro hijo.

Erick me miró, con una sonrisa. —Mami, fútbol, pelota, papi. Fútbol americano— Aplaudió. Muero de amor con el.

—Mi bebé es el mejor— Aseguré, besando su mejilla y abrazándolo mientras él me rodeaba con sus bracitos.

Jughead sonrió, mirándonos a mi y a nuestro hijo. —¿A que hora tu mamá vendrá por el?—

—En dos horas— Respondí. —Le daré un baño— Le avisé, dirigiéndome a las escaleras con mi niño en mis brazos.

Bañé a mi hijo por tercera vez en el día. Es un niño pequeño y se ensucia muy rápido. Lo cambié y ya en exactamente dos horas, mi mamá ya estaba en casa para llevarse a Erick y a Milo.

Jughead y yo ya estábamos listos para nuestra cita a solas. Él con su elegante camisa azul claro y yo con mi vestido rosa suave.

—¿Ya te despediste de mami y papi?— Le preguntó mi mamá al niño, con él en sus brazos.

—Adiós mami y papi— Se despidió de nosotros nuestro hijo, mirándonos con una sonrisa. Él es feliz cuando mi mamá se lo lleva a su casa a él y a Milo.

—¿Y tu Milo?— Le preguntó mi mamá a nuestro perro.

Milo solo ladró y mi mamá sonrió. —Supongo que ya estamos listos para irnos—

—Adiós mi angelito— Me despedí de mi bebé y luego miré a mi perro. —Adiós Milo lindo—

—Adiós mi niño. Adiós perro travieso— Se despidió Jughead de nuestro hijo y perro.

—Buena suerte muchachos. Nos vemos mañana. Se ven muy bien— Se despidió mi mamá, retirándose con Erick en brazos y con Milo de la correa.

Cuando mi mamá se fue con mi hijo y mi perro, Jughead y yo emprendimos camino al lugar de nuestra cita.

Él conducía y conducía, y de alguna manera empecé a reconocer hacia dónde iba y lo miré. —Espera... ¿Acaso vamos a donde yo creo que es?— Pregunté.

Él me lanzó una mirada rápida, con una sonrisa presumida. —Espera y ya verás— Eso me dijo.

No volvimos a hablar durante el resto del camino hasta que llegamos a ese lugar. Conozco ese lugar perfectamente.

Es el restaurante al que me trajo cuando quería que yo lo perdonara.

Llegamos y él estacionó el auto. Bajó para luego abrirme la puerta y en cuanto salí, lo abracé. Lo abracé porque él aún recuerda muchas cosas valiosas para mi.

—¿Y esto por qué fue?— Me preguntó el, cuando yo me separé del abrazo.

—Por todo— Contesté, besando su mejilla con una sonrisa.

Él sonrió y me tomó de la mano. —Vamos adentro mi amor—

Sonreí y empecé a caminar con él al interior de ese fantástico restaurante ahora italiano. Y como siempre él reservó la mejor mesa y nos sentamos en una mesa del gran balcón, con luces, música suave y una vista increíble.

—¿Sabes? Me gusta mucho este lugar— Admitió Jughead, fijando su mirada en mi.

—A mi también— Admití, mirándolo.

—Si... pero a mi me gusta porque esa noche que vinimos aquí, yo estaba en un proceso. Un proceso de cambio y fue la mejor decisión que tomé en mi vida— Confesó, poniendo su mano sobre la mía.

Le sonreí y me acerqué para dejar un pequeño beso en sus preciosos labios que me enloquecen.

Este hombre me enloquece como el primer día.

—Y precisamente por esto te traje aquí. Porque esta noche, en este lugar, quiero dar otro paso que también cambiará mi vida y la tuya— Aseguró, apretando levemente mi mano mientras me miraba fijamente.





Esto se pondrá interesante 🤭 y también es interesante que estoy por terminar el cuatrimestre 🥳

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Samy ❤️

•Crush• 'Bughead' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora