Pesadilla

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Sentía que la sangre se me congelaba al sacar tantas conclusiones en pocos segundos.
Me sentía muy mal, tanto que no me podía mover, y ver a esa estúpida parada en frente de mí me causaba ganas de golpearla.

-¿Puedo ayudarte en algo?- me dijo con su voz irritante para mis oídos mientras sonreía falsamente.

-¿Está Ruiko?- dije demasiado seria y cortante.

- ¿Te llevas con Ruiko?- cruzó los brazos.

- ¿Por qué otra cosa vendría a su departamento? - la tonta se estaba burlando de mi y me enfurecía aún más. Tenía un cuerpo envidiable sin duda, bien formado y delgado. Siento que ya la conocía...un momento, es la chica que va en la misma escuela que yo... La que por ella me dieron celos el otro día y que últimamente se le pegaba a mi novio y el le hacía caso. ¡Dios! ¿Qué está pasando aquí? ¿Acaso me están viendo la cara? Pero, todo lo que pasamos juntos en estos días...todo lo que hemos vivido...todo lo... No puede ser, ahora si me siento mal, siento una espina que me punza el corazón y todo mi interior.

- Si no tienes otra cosa que decirme pues voy a entrar. Nos vemos pronto.- me sonrió con la burla en alta y me fui de ahí.

Las lágrimas se me están saliendo sin permiso pero trato de controlarlas.
Todo me da vueltas en la cabeza, siento que me voy a caer de lo mismo, porque ya no puedo más, y así lo hice, me dejé caer en un escalón de quién sabe qué piso, porque inconscientemente bajé las escaleras pero aún habían más.
Dejé que mi mente pensara todo lo que pudiera hasta que me doliera la cabeza, total, ya no tengo motivos para no hacerlo.
¿Por qué Ruiko? ¿Yo qué te hice? ¡Siempre te he respetado! ¡No me he fijado en nadie más por lo mismo! ¡Soy una tonta! Me enamoré de nuevo de alguien que no me quiere y es horrible tener que aceptarlo.

Si claro, haciendo ejercicio estabas. Me he de imaginar lo que estabas haciendo.

Mis lagrimas salen en exceso. Tengo la cara mojada y comienzo a sentir pesados mis párpados pero ¿qué otra cosa puedo hacer? Siento que es mejor desahogarme de esta manera, aunque igual es inevitable.
Meses de noviazgo perdidos, tiempo perdido, mentiras ganadas.

Para destrozarme más, de repente apareció un momento en mi mente que viví con Ruiko, nuestro primer beso real, o tal vez no lo fue, pero fue en el baño de su casa cuando lo encontré tirado en el suelo y con sangre. Recuerdo la intensidad de ese beso que tanto deseaba. De repente después de ese recuerdo vinieron otros pero fugazmente, como cuando nos besamos en el hospital en el momento que recordó el beso, cuando celamos a Kentaro a fuera de mi casa después de la fiesta, el día que bailamos con la música que se escuchaba en la radio...los ensayos en su casa de la obra de Antígona, nuestra primer cita en la cafetería, cuando me defendió de Kentaro cuando yo estaba terminándolo, el paseo en caballo, el pastel, la casa del árbol, mis bragas de encaje morado, la lata de soda... Dios, no puedo, ¡No puedo!

Es exagerado pero juro que estoy destrozada, porque lo llegué a querer de manera distinta a como había querido a alguien. Jamás había tenido un noviazgo así, jamás había encontrado a un novio como el, todo se fue a la basura, todo... Lo que más me duele es la acción que me hizo, es lo que me está matando por dentro, y lo peor es que yo misma vi a la tipa esa en su propia casa.
¿Por qué no puedo odiarlo? ¿Por qué lloro en vez de hacer un coraje como los que hacía antes de quererlo? Quizás es por eso, es porque lo quiero y me duele perderlo así, o más bien, me duele darme cuenta de que nunca fue mío.

Llegué a mi casa sin importar que me vieran llorar en el edificio y en la calle, pero esto era peor que la mirada de todos en mi.
La suerte me acompaña para estar sola, ya que mi mamá dejó una nota que decía que iba a casa de Margarita y no podré preocuparla por ahora.

Enamorada de un celoso y hermoso pervertido |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora