Enamorada de un celoso y hermoso pervertido |EDITANDO|

Creando y Derrumbando Muros Invisibles

                  

Después de mi respuesta, Ruiko no dijo ninguna palabra. Yo tampoco le pregunté nada y no discutimos.

Solo estuvimos callados, lo cual era incómodo pero en realidad no sabía qué decir. Pero de todos modos hablé.

-Oye pero ¿Tú quieres ir?

Ruiko: Izumi, no quiero discutir, pero ¿No te das cuenta de que te está usando? Te está usando para que yo vaya a esa fiesta. Eso es lo que quiere, y estoy seguro de que va a echarle algo a mi bebida a como la otra vez, se aprovechará y me besará, o hará algo parecido para humillarte en público y así cortemos. Yo no quiero eso y te lo digo porque yo la conozco. Pero si quieres ir a la fiesta, vayamos de todos modos.- se llevó el jugo a la boca y dio un largo sorbo.

-Yo no sé qué decir... Es que tienes razón, lo llegué a pensar, pero no puedo juzgarla. No la conozco del todo.- le di vueltas a mi cuchara.

Ruiko: Lo siento. Creo que lo dije en un tono muy frío.- recostó su cabeza en mi hombro.

-No te preocupes. Yo diría lo mismo si fuera al revés.

Ruiko: Pero si quieres vamos un rato para que Mark no se sienta mal contigo. Luego nos podemos ir a donde tú quieras.- le tomé la mano.

-Está bien. Gracias.- le besé la frente.

Ruiko: Oye amor, mañana tengo ensayo general de la obra...-dijo en tono nervioso.

-¿En serio?- dije entusiasmada.-¡Eso es genial! ¿A qué hora? ¿Puedo ir?

Ruiko: No se...creo que después de receso.- noté un poco de disgusto en su tono.- Pero mañana también tendré ensayo. Quizá por eso no me iré contigo. Porque lo más probable es que sea a la hora de salida. Pero aún no lo sé.

-Entonces, ¿No podré ir?- me di cuenta de que pensaba en algo que lo preocupaba o algo así, pero no quería decirme.

Ruiko: Sí puedes, pero tendría que pedirle permiso a la maestra...

-Oh, entiendo. Es que solo pueden los de tu grupo.- no respondió.- Vale, no te preocupes.- le besé la mejilla.- Mejor me espero hasta el día de la obra. Será mejor si es sorpresa- le guiñé el ojo.

Quizás tenía miedo o nervios de que lo viera, o de actuar por primera vez en la universidad, y yo iba a estropear todo al estar presente en los ensayos, porque se podía poner nervioso. O quizás quería darme a entender que las reglas eran estrictas y no debería ir porque no se me tenía permitido y buscaba la forma más educada para hacérmelo entender. Y no me molestaba en nada, lo entendía y sabía que no deberíamos de discutir por algo así. Sería absurdo.
Luego no dijimos ninguna palabra hasta que nos despedimos para irnos a nuestras clases.

Las horas y el día se fueron volando, tanto, que en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en el trabajo.

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Me di cuenta de que la invitación decía que la fiesta era para el viernes y me acordé de los planes secretos de Mónica, que me llenaban de curiosidad pero que nunca sabría de qué trataban porque yo ya estaba bien con Ruiko.

Anoté en un rincón de mi mente un recordatorio para avisarle que no sería necesario ir a donde ella quería mañana –Mañana es viernes-, y seguí con mis clases.

A la hora de salida recordé que no tendría que esperar a Ruiko, porque probablemente estuviera ensayando y sonreí al pensarlo, porque sabía que amaba actuar y ser el estelar de la obra sin duda era el mejor papel.

Estaba orgullosa de él porque le había demostrado a su maestra que era un buen actor a pesar de su edad.

Ya iba a irme, pero quería espiar aunque sea un poquito la obra, y sólo había una persona en toda la escuela que podía ayudarme a conseguirlo. Daisy.