Confesión

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Abrí los ojos y al verla a mi lado lo primero que hice fue darle un beso en el hombro ya que lo tenía pegado a mi boca. Al parecer nos habíamos dormido.

Sonreí al recordar todo y volver a sentirlo con la misma emoción que hace un rato.

Miré al reloj y habían pasado dos horas. Me acomodé un poco pero su sueño fue tan ligero que igual se despertó, con una magnífica sonrisa que me hizo besarla. Me abrazó y luego le besé el cuello.

Izumi: Estuviste muy bien, te lo juro.

-Tú estuviste estupenda.- tragué saliva y comencé a preocuparme.- Perdóname si fui muy agresivo, o si te llegué a lastimar...traumar o algo por el estílo.- dio una risita y me dio un beso corto.

Izumi: Todo está muy bien.- comenzó a acariciar mi cabello mientras yo me sentía en las nubes, pero luego recordé algo y comencé a reírme.- ¿Qué pasa?

-Es que...te gané Izumi.- ella me miraba con un signo de interrogación imaginario.- Una vez gritaste a los vientos que nunca serías mía...-se tapó los ojos con una sonrisa de derrota.

Izumi: Mírame ahora, tragándome mis propias palabras.- nos reímos y luego me paré de la cama; ella me volvió a observar completo y yo a ella también.

-¿Quieres ir a la cocina?- le extendí la mano.

Izumi: Si...- me dio la suya y la levanté hacia a mí. Le di un beso y la abracé.- Ay por Dios.- la miré de inmediato por el tono que había usado, como aterrorizada.- Por favor, perdóname, no quise...¡Dios!- hundió su cara en mi pecho y miré hacia la cama.

Eso me hizo realmente feliz, porque...por muy asqueroso que suene, ahí había quedado la prueba de que su virginidad se había perdido conmigo, sólo conmigo.

Comencé a besarla de una manera tan profunda que por un momento había olvidado ir a la cocina.

-No pasa nada, te lo juro. Me dirás loco pero en serio, me has hecho el hombre más feliz de todos, te lo juro Izumi. No quiero que eso te haga sentir mal, ¿entendido?

Izumi: Pero es blanca, ya no tiene arreglo...

-Eso no me importa.- le besé la cabeza.- Tranquila. Vamos a la cocina.- fui a buscar mi boxer y le presté una playera mía y también se puso sus bragas.

Comimos algunas golosinas y después nos fuimos a vestir a mi cuarto, ya que se tenía que ir.

Llegamos a su casa y su mamá no se encontraba

- Bueno, espero que hoy te la hayas pasado muy bien y que- suspiré y luego se me salió una sonrisa.- no te haya traumado o algo.

Izumi: No me traumaste. Estoy bien, en serio.- me dio un beso en los labios y se fue intensificando cada vez más.

La tomé de la cintura y valiéndome todo bajé mis manos, le apreté los glúteos y esta gimió casi en silencio. La pegué hacia a mí y chocamos con el borde del sofá. Amaba que me acariciara la espalda de esa forma y que apretara mi camisa como si no tuviera salida, eso lo amaba en serio, aunque la amaba más a ella.

Me separé de sus labios por falta de aire y luego sonreímos.

La abracé y ella sin dudarlo hizo lo mismo.

-Oye...no se si sea bueno decirte esto...pero es que...- me arrepentí de haber comenzado a hablar.

Izumi: ¿Qué cosa?

-No, mejor no.

Izumi: Por favor.- sus ojos curiosos brillaban- ¡Vámos!- al verme se quedó seria pero en realidad intentaba convencerme con su mirada. Suspiré.

Enamorada de un celoso y hermoso pervertido |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora