Discusión, Elevador y Humillación a Kentaro

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- ¿Qué ocurre?- dije entre calmada y preocupada para no presionarlo mucho. Él miraba al suelo y me senté a su lado.- Ruiko, ¿qué ocurre?- dije amablemente mientras le tocaba el brazo.

Ruiko: Fue inútil venir aquí. Creo que tengo que irme.- se paró del mueble.

- ¡Oye! ¿Qué ocurre?- le impedí el paso, poniéndome en frente.- Me estás preocupando.

Ruiko: Nos peleamos, en el salón de detención, pero el maestro no estaba, así que no te preocupes.

- ¿Que no me preocupe? ¿Por qué se pelearon? ¿Te duele algo?

Ruiko: No, nos peleamos verbalmente, no me golpeó.- estaba serio o dolido, quién sabe qué rayos le dijo Kentaro.

- ¿Pero qué ocurrió?- le tomé la mano y le hablé con interés pero igual con calma.- Amor, dime.- no me respondía y me acerqué a él, casi besándolo.- ¿Te dijo algo malo?- no me respondía y eso me desesperaba un poco, pero quise aprovechar la distancia en la que nos encontrábamos y le dí un beso en los labios, que no respondió y mejor agaché la cabeza, tocando su pecho.- Bien...- suspiré. Me siento culpable y ni siquiera sé por qué. 
Me levantó el mentón sin brusquedad y me dio un beso, que hizo explotar mil bombas en mi pecho.

Ruiko: Perdón, es que... estoy molesto.- no quise responder para que él siguiera hablando, y sólo lo miré a los ojos.- Soy de lo más patético, vine hasta acá sin pensarlo y sin ningún objetivo, por culpa de ese imbécil que no tienes idea de cuánto me irrita y tenerlo tan cerca me provoca asco, principalmente porque es tu ex novio y no puedo tolerar estar sentado a lado de alguien que tuvo que ver contigo en el término de "romance" y sí, dirás que estoy en un ataque de celos pero sí, así es, tengo celos de ese tarado y todo por que tuvo que.- lo besé y no me importó interrumpirlo. Aunque nos estábamos besando, no podía quitar mi sonrisa de mi mente al haber escuchado lo que dijo.

Hundió sus manos en mi cabello y yo hice lo mismo con el suyo.

Al finalizar el beso de un minuto, me abrazó y yo también a él.

-¿Estás mejor?- le acaricié el cabello.

Ruiko: Sí, eso creo. Creo que vine a desahogarme por sentirme tan mal. Es el peor castigo que me han dado.- di una risita seguida por la de él.- Pero sí discutimos. Y me dijo algo que no me gustó.

-¿Qué cosa?

Ruiko: Él me dijo...que tú y él.- apretó los labios y ese silencio me hizo entender lo que dijo.

-¿Es en serio? ¿Eso te dijo?- dije incrédula. Ruiko asintió. Ahora yo era la enojada.- ¿Sábes qué? Tengo ganas de golpear a ese imbécil. Y tú escúchame bien. De besos no pasamos, y no pensaba en pasarme a otra cosa. ¡Jamás lo hice! ¡Es un imbécil! y sí, lo repito, ¿Cómo se atreve a decirte que él y yo...?- me interrumpió.

Ruiko: Espera, cálmate un poco, estás gritando.

-No me interesa, me da coraje que ande inventando ¡calumnias! 

Ruiko: ¿Ahora me entiendes el por qué estaba tan enojado?

- ¡Y tú de menso que le creíste! 

Ruiko: ¡Oye! Te juro que casi me convence pero no lo hizo.

-Ay sí, claro, estás aquí porque pensaste que lo hicimos. ¡Estás loco Ruiko!

Ruiko: Ya, tranquila, yo te creo.- me abrazó para calmarme pero yo estaba exaltada.

-¡Suéltame! ¡Vete de aquí!

Ruiko: ¡Ja! ¿Quién me lo impide?- ahora ya estaba tan normal que parecía que todo su enojo lo había depositado en mí.

- ¡Y todavía juegas! ¡No tienes seriedad!- me volteó a ver con una sonrisa burlona.- A ver, suéltame o me enojo.

Enamorada de un celoso y hermoso pervertido |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora